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viernes, 31 de agosto de 2018

51 Feria del Libro - Valladolid 2018





Una caña de pescar para el abuelo (4)

El abuelo gruñe más fuerte pero tú no puedes oír si ha matado o no un oso negro, cuando yo era pequeño veneraba al abuelo porque tenía una escopeta hecha con un tubo de acero, lo que más me impresionaba era cuando llenaba los casquillos viejos de pólvora, daba vueltas y más vueltas alrededor de él hasta que se enfadaba, el abuelo raras veces se enfadaba, la única vez que se enfadó conmigo repetía sin cesar ¡vete, vete! al tiempo que pataleaba con todas sus fuerzas, yo entré en la casa y en ese instante oí fuera una explosión, del susto casi me meto debajo de la cama pero miré a escondidas pegado a la puerta y vi que el abuelo tenía una mano llena de sangre y que con la otra se restregaba de cualquier manera pólvora negra encima y que no lloraba a pesar del dolor.
Abuelo, ¿también sabes cazar tigres?
Hablas demasiado.
Cuando me hice más mayor comprendí que el verdadero cazador es persona de pocas palabras y que si los compañeros de caza del abuelo nunca cazaban nada era a lo mejor porque cuando estaban juntos no hacían más que hablar, logrando con ello que un hombre de pocas palabras como él tampoco cazase nada, pero cuando el abuelo era joven se encontró de verdad con un tigre, un tigre de monte y no de zoológico, según él fue en su región natal, es decir en la región natal de mi padre y a fin de cuentas en la mía propia, en esos tiempos el bosque todavía era denso, no como cuando yo pasé por allí en coche por motivos de trabajo que sólo vi laderas ocres peladas y terrazas de cultivo abiertas hasta en las mismas cumbres, y fue en lo profundo del bosque denso ocupado ahora por terrazas de cultivo donde el tigre se quedó mirando a mi abuelo y luego se fue, en la televisión dicen que el tigre de la China meridional ha desaparecido sin dejar rastro y que aparte de los que hay en los zoológicos nadie ha visto y menos cazado alguno desde hace más de diez años, sólo queda el tigre del nordeste, un centenar como mucho según los especialistas, pero no saben en qué montes se esconden y sería una verdadera casualidad que alguien tropezase con uno de ellos.
Abuelo, ¿tuviste miedo cuando te encontraste con el tigre?
No me dan miedo los tigres sino los hombres malos. Abuelo, ¿te has encontrado con hombres malos?
Hay más hombres malos que tigres pero no puedes cazarlos con la escopeta.
Pero son malos.
Antes de tiempo no puedes saber si son buenos o malos. ¿Y si lo supieras podrías matarlos con la escopeta? Matar a un hombre va contra la ley.
¿Y los hombres malos no van contra la ley?
La ley no puede ocuparse de los hombres malos porque la maldad está en el corazón.
Pero han hecho cosas malas.
No es tan fácil saberlo.
Abuelo, ¿tenemos que andar mucho?
Um.
Abuelo, ya no puedo más.
Si no puedes más, aprieta los dientes y sigue. Abuelo, se me han caído los dientes. ¡Arriba, granuja!
El abuelo se pone en cuclillas y la criaturilla desnuda se aferra a su espalda, renqueante camina el abuelo paso a paso sobre la arena con sus pies abiertos en forma de V llevando a cuestas al niño del culo al aire y el niño lo jalea y arrea y aguija con las piernas y cabalga a lomos del abuelo fustigándolo como si fustigase un caballo viejo, durante mucho, mucho tiempo contemplas cómo la silueta del abuelo se aleja poco a poco en la distancia y se hunde detrás de la duna y tú te quedas a este lado solo con el viento, el número dos Voeller está defendido por tres jugadores su cuerpo es una verdadera barrera natural no es fácil quitarle el balón, del reborde de la duna se eleva una humareda amarilla que la acaricia como una mano informe y la caricia transforma la duna inmensa en un lienzo desplegado de seda tersa, llegas al desierto, un mar seco sin límites que el calor vuelve rojo y enrojece al mismo calor, un silencio de muerte como el del desierto de Taklamakan que sobrevuela el avión, cadenas de elevaciones como raspas de pescado cuyos picos más altos deben de yacer sepultados en el mar seco y ardiente, aunque el Taklamakan es muy frío en marzo, los círculos azules del mar seco y rojo han de ser lagos congelados y los bordes blancos las playas y los puntos verdinegros los lugares más profundos y todo vuelve a parecer un pescado, los ojos de un pescado muerto, está claro que Alemania Federal ha imprimido más fuerza al ataque en el segundo tiempo presiona más arriba la defensa argentina tiene que mantenerse firme hay que aprovechar los espacios vacíos detrás de los zagueros para lanzar el contragolpe el pase ha sido bueno el número once Valdano se hace con el esférico tira a puerta, no hay viento, sólo la leve vibración del motor, el horizonte desaparece más allá de la ventanilla y el Taklamakan se inclina hacia la vertical y en el desplazamiento aparece una línea recta como trazada con el tiralíneas, la línea recta larga infinita corta la ventanilla y en la visual de la dirección del avión se mueve en el sentido de las agujas del reloj, de las doce y cinco a las doce y doce o trece, la línea se reduce y en el extremo de la aguja surge una ciudad muerta, ¿la antigua Loulan?, ¿o el espejismo de la antigua Loulan?, las ruinas están a tus mismos pies, tan próximas que llegas a distinguir las murallas derruidas, palacios sin cúpula o acaso grandes mansiones sin tejado, antigua cultura persa o acaso han o acaso la fusión de ambas pero todo sepultado en la inmensidad del desierto, en la repetición se ve que la defensa alemana no ha podido neutralizar el rápido contragolpe del equipo argentino un contragolpe que ha acabado en gol en los cincuenta y un partidos hasta ahora disputados se han marcado ciento veintisiete goles ciento cuarenta y ocho si contamos los marcados en las rondas de penaltis hoy se han marcado los que hacen el número ciento veintiocho y ciento veintinueve sin contar los de penalti ahora es Maradona el que lleva el balón, la arena inestable y el balón, la arena amarilla se desliza con el ulular del viento y crece en montículos al detenerse y resbala de ellos y se convierte en olas, olas y olas que se elevan y fluctúan y en vez de silbar cuchichean como cantando, alguien canta bajo la arena inestable, un cuchicheo mezclado con sollozos, quieres sacar de la arena el sonido que está bajo tus pies, quieres abrir un hoyo para liberar la voz reprimida pero la voz se hunde más en cuanto la tocas y no quiere salir, es como una anguila, intentas atrapada pero siempre topas con algún extremo resbaladizo y no logras sujetada, cavas y cavas y vas apartando la arena con las manos, allí en la orilla bastaría excavar un par de palmos para que empezase a manar el agua, agua de río filtrada fresca y cristalina, pero ahora sólo hay guijarros helados, hundes la mano hasta el fondo con cierto deleite y tropiezas con algo afilado y te cortas en un dedo aunque no te haces sangre, tienes que saber qué es lo que en lo profundo de la arena te ha herido y sigues cavando y al final encuentras un pez muerto con la cabeza enterrada en el fondo, la cola dura y cortante es la que te ha herido, es un pez rígido y seco como el río y tiene la boca como soldada al cuerpo apergaminado y los ojos sin pupilas también resecos, lo pinchas aplastas retuerces pisas arrojas pero sobre la arena no produce ningún sonido, es la arena y no el pez la que produce los sonidos o ambos los que se burlan de ti con sus cuchicheos, tú no miras el pez de cola seca y ahorquillada que yace al sol sobre la arena pero él te observa fijamente con sus ojos duros redondos, te vas sin más pensando que cuando el viento y la arena lo entierren de nuevo no serás tú el que vuelva a desenterrarlo, condenándolo a quedarse en lo más hondo de la tierra sin ver la luz del día, fuera de juego del número diez Burruchaga ha desaprovechado una magnífica ocasión el balón del defensa sale por la línea de fondo tercer corner contra Argentina en el segundo tiempo saca Alemania Federal tira a puerta gol el tiro de Rummenigge ha impactado en Maradona estamos en el minuto veintisiete de juego y el marcador es de uno a dos Maradona avanza con el balón...
Abuelo, ¿tú también juegas al fútbol?
El fútbol juega a tu abuelo.
¿Con quién hablas?
Tú contigo mismo, con tu tú cuando era niño. ¿Con ese niño desnudo?
Con esa alma desnuda.
¿Tienes alma?
Ojalá, si no estaría demasiado solo en este mundo. ¿Estás solo?
Creo que sí, en este mundo.
¿En qué mundo?
En ese mundo interior tuyo que la gente desconoce. ¿También tienes tu mundo interior?
Ojalá tenga un mundo así, sólo en ese mundo te sientes libre.
Maradona Maradona supera al contrario tira a puerta ¿de quién? el resultado por ahora es de empate a dos igualdad en el marcador por primera vez la paloma de la paz vuela por el interior del estadio aún quedan diecisiete minutos para el final diecisiete minutos en los que puede hacerse realidad un sueño, dicen que basta un instante para que se cumpla un sueño, los sueños también se pueden compactar, como las galletas de campaña que llevan los soldados, ¿has comido galletas de campaña?, yo he comido pescado seco, pescado seco envasado en plástico, pescado sin escamas, sin ojos, sin una cola dura y afilada que corte los dedos de la gente, explorar Loulan es algo que jamás podrás hacer en la vida y has de contentarte con revolotear sobre la ciudad bebiéndote la cerveza que te ha traído la azafata, la música resuena en los oídos, uno dos tres cuatro cinco seis siete ocho canales diferentes en el extremo del brazo del asiento, un rock estridente, bailemos todos juntos, bailemos como locos, I love you, I love you maúlla una voz ronca de mezzosoprano, contemplas desde lo alto los restos de la antigua Loulan y sin darte cuenta te tumbas en la playa del mar, la arena fina escapa entre tus dedos y forma una duna y al pie de la duna está enterrado el pez muerto que te ha herido el dedo sin hacerte sangre, los peces también tienen sangre, la sangre de los peces huele igual que la humana pero los peces apergaminados no sangran y tú te desentiendes del dolor del dedo y sigues cavando con todas tus fuerzas y desentierras un muro en ruinas y sabes que es el muro que cercaba el patio de tu niñez y recuerdas que detrás de él había un azufaifo, las veces que cogías a escondidas la caña de pescar del abuelo para varear las azufaifas que compartías con ella, y ella surge de pronto de las ruinas y la persigues, quieres saber si es ella de verdad pero sólo puedes ver su sombra, impulsivamente la persigues y ella camina con paso ni lento ni rápido como un soplo de viento y nunca logras alcanzarla, Maradona Maradona busca un camino -es un camino sin camino- sometido al férreo control del equipo contrario resbala y cae -pero su conciencia sigue adelante-… tira a puerta gol, das un grito y ella al fin vuelve la cara, una cara de mujer que te niegas a reconocer al ver las arrugas que surcan las mejillas, la comisura de los ojos, la frente, atónito frente al rostro viejo fláccido deforme lívido apenas tienes valor para mirar otra vez ni sabes si has de esbozar una sonrisa que pueda parecer burla, sencillamente haces una mueca, tú tampoco tienes por qué ser bello, al final te quedas solo en las ruinas de la antigua Loulan, miras a tu alrededor y reconoces el montón de ladrillos del muro cancel con los relieves de los caracteres «felicidad», «riqueza», «longevidad» y «alegría», dónde está la caseta de Negrito, dónde el rincón donde el abuelo ponía el cubillo de hierro con las lombrices, dónde el cuarto del abuelo, éste es el muro en que el abuelo colgaba la escopeta de caza cuando no estaba en ruinas y aquél debe de ser el pasaje por el que se iba al patio trasero, a la casa de Zaowa, el patio trasero y su muro en que hay un hueco de ventana derruida donde se agazapa un lobo, el lobo tiene la mirada clavada en mí pero no siento miedo, sé que en el desierto lo normal es que sólo haya lobos y ninguna presencia humana aunque ahora están de pronto sobre las murallas y las paredes destruidas que me rodean por todas partes, las ruinas de la ciudad son su guarida, no hay que mirar atrás, el abuelo dice que si notas unas patas en los hombros cuando estás en un descampado nunca debes volver la cara porque si no «el que te dije» te tronchará la garganta de un mordisco, si mi expresión refleja la más mínima señal de alarma los que te dije saltarán sobre mí, no puedo mostrar la menor debilidad, las bestias se mantienen erguidas como personas al lado de las ventanas y me miran de soslayo con el ojo izquierdo y la cabeza apoyada en la pata delantera derecha, oigo a mi alrededor el relamerse impaciente de las lenguas largas y me viene a la memoria la imagen del abuelo frente al tigre en las terrazas de cultivo de su región natal cuando era joven, si en ese instante le hubiese faltado aguante y sale por pies el tigre lo habría atacado y devorado, imposible volver atrás y también avanzar, mi única salida es agacharme con disimulo para buscar a tientas por el suelo la escopeta de caza del abuelo que estaba colgada del muro derruido, levanto la escopeta como haciéndome el desentendido y apunto lentamente al lobo viejo que tengo delante, tenso el gatillo, debo dispararles uno a uno en sucesión para ponerlos patas arriba antes de que tengan el más mínimo margen de reflexión, como un buen tirador cuando dispara con la ametralladora, saber bien dónde pongo los pies, empezaré por el lobo viejo que está en el hueco de la ventana y seguiré girando en círculo hacia la izquierda, debo tener calculados mis movimientos entre tiro y tiro, no permitirme la menor vacilación ni el menor descuido, señores telespectadores en todo el mundial se han marcado ciento treinta y dos goles el partido concluye con la victoria de Argentina sobre Alemania Federal por tres a dos el equipo argentino se proclama campeón de la decimotercera copa del mundo, disparo pero el gatillo se parte, como el de la escopeta que el abuelo me hizo con una caña de maíz, los lobos estallan en carcajadas, kah kah kah kah kah kah kah kah, los vítores inundan en oleadas cada vez mayores el estadio Azteca de México, siento mucha vergüenza pero al mismo tiempo sé que ya no hay peligro, los que te dije no son reales, ellos sólo van maquillados y vestidos con pieles de lobo y también representan una obra de teatro, señores telespectadores la multitud rodea a los jugadores como a auténticos héroes y los lleva a hombros Maradona es protegido del acoso Maradona ha dicho mando un beso a todos los niños del mundo, y también oigo hablar a mi mujer y oigo hablar a una tía de mi mujer y a su marido venidos de muy lejos y recuerdo que el partido estaba siendo retransmitido en directo de madrugada, pero la emisión ya ha acabado y tengo que levantarme para ver si la caña de pescar de diez tramos de fibra de vidrio que le he comprado al abuelo difunto sigue encima de la cisterna del váter.

 Gao Xingjian