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jueves, 30 de abril de 2020

Ernst Haeckel




Sobre la felicidad

¿No cumplen los filósofos lo que dicen? Pero ya hacen mucho con decirlo, con concebir en su pensamiento la virtud. Pues si sus hechos fuesen iguales que sus dichos, ¿quién sería más feliz que ellos? Por lo pronto, no hay que despreciar las buenas palabras y los corazones llenos de buenos pensamientos. El cultivo de los estudios saludables, aun aparte de su resultado, es loable. ¿Es extraño que no lleguen a la cima los que escalan pendientes escarpadas? Pero, si eres hombre, admira, aun cuando caigan, a los que se esfuerzan por alcanzar cosas grandes. Pues es una empresa generosa aspirar a cosas elevadas, intentarlo, sin mirar las propias fuerzas, sino las de su naturaleza, y concebir planes mayores que los que pueden realizar, incluso dotados de un gran espíritu. El que se ha propuesto esto: «Yo veré la muerte con la misma cara con que oigo hablar de ella; yo me someteré a los trabajos, por grandes que sean, sosteniendo el cuerpo con el ánimo; yo despreciaré igualmente las riquezas presentes y ausentes, y no estaré más triste si están en otro lugar, ni más animoso si brillan a mi alrededor; yo no seré sensible a la fortuna, ni cuando llegue ni cuando se aparte; yo miraré todas las tierras como mías, las mías como de todos; yo viviré como quien sabe que ha nacido para los demás, y daré gracias por ello a la naturaleza de las cosas: pues, ¿cómo podía arreglar mejor mis asuntos?, me ha dado a mí solo para todos, a todos para mí solo. Cuanto tenga, ni lo guardaré con avaricia ni lo derrocharé pródigamente; nada creeré poseer mejor que lo que haya dado bien; no mediré los beneficios por su número ni por su peso, ni por otra estimación que la del que los reciba. Nunca será para mí mucho lo que reciba un hombre digno. No haré nada por la opinión, todo por la conciencia: creeré que hago a los ojos del pueblo aun aquello de que sólo yo sea testigo. Al comer y al beber, mi fin será satisfacer los deseos naturales, no llenar el vientre y vaciarlo. Afable para mis amigos, suave e indulgente para mis enemigos, cederé antes de que me rueguen y me adelantaré a las peticiones honestas. Sabré que mi patria es el mundo y que los dioses lo presiden, y éstos están por encima de mí y en torno mío, como censores de mis hechos y mis dichos. Y cuando la naturaleza reclame mi espíritu o mi razón lo despida, me iré con el testimonio de haber amado la conciencia recta y las buenas inclinaciones, sin haber mermado la libertad de nadie, y menos la mía». El que se proponga, quiera, intente hacer esto, se acercará a los dioses; y, aun cuando no lo haya conseguido, ha caído, sin embargo, después de haber osado grandes cosas.

Séneca

Túa nai non o ten 
e teu pai non cho da
¿e de dónde che sai? 
Do teu trai la la lá.

martes, 28 de abril de 2020

Flors dels boscos de Savassona (2)



Sobre la felicidad                                                                                                                                                                                                      ¿Por qué tienes un mobiliario demasiado elegante? ¿Por qué se bebe en tu casa un vino más viejo que tú? ¿Por qué se instala una pajarera? ¿Por qué se plantan árboles que no han de dar más que sombra? ¿Por qué tu mujer lleva en las orejas la renta de una casa opulenta? ¿Por qué tus esclavos se visten con ropas preciosas? ¿Por qué es en tu casa un arte el servir la mesa y no se coloca la plata al azar y de cualquier manera, sino que se sirve con pericia y tienes un maestro de arte cisoria?». Añade aún, si quieres: «¿Por qué tienes posesiones más allá del mar? ¿Y más que las que conoces? Es una vergüenza que seas tan negligente como para no conocer a unos poquillos esclavos, o tan fastuoso como para tener más que los que la memoria alcanza a conocer». Ayudaré en seguida a tus reproches y me haré más objeciones que las que imaginas; ahora te responderé esto: «No soy un sabio y, para que tu malevolencia se regocije, nunca lo seré. Por esto no exijo de mí ser igual que los mejores, sino mejor que los malos; me basta con podar todos los días algo de mis vicios y castigar mis extravíos. No he llegado a la salud, ni llegaré siquiera; compongo para mi gota más calmantes que remedios, contento si los ataques son menos frecuentes y menos dolorosos; pero comparado con vuestros pies, yo, impotente, soy un corredor».

¿Se preocupará alguien de si parece demasiado rico a esas gentes para quienes Demetrio el Cínico no es bastante pobre? Un hombre extremadamente enérgico, que lucha contra todo deseo natural, más pobre que los demás cínicos, porque éstos se han prohibido tener nada, y él se ha prohibido también pedir, ¡niegan que sea bastante indigente! Y fíjate: no ha profesado la ciencia de la virtud, sino la de la pobreza.

Séneca

En abril, las aguas mil

Son de abril las aguas mil.
Sopla el viento achubascado,
entre nublado y nublado
hay trozos de cielo añil.
Agua y sol. El iris brilla.
En una nube lejana,
Zigzaguea
una centella amarilla.
La lluvia da en la ventana
y el cristal repiquetea.
A través de la neblina
que forma la lluvia fina,
se divisa un prado verde,
y un encinar se esfumina,
y una sierra gris se pierde.
Los hilos del aguacero
sesgan las nacientes frondas,
y agitan las turbias ondas
en el remanso del Duero.
Lloviendo está en los habares
y en las pardas sementeras;
hay sol en los encinares,
charcos por las carreteras.
Lluvia y sol. Ya se oscurece
el campo, ya se ilumina;
allí un cerro desparece,
allá surge una colina.
Ya son claros, ya sombríos
los dispersos caseríos,
los lejanos torreones.
Hacia la sierra plomiza
van rodando en pelotones
nubes de guata y ceniza.

(A. Machado)



domingo, 26 de abril de 2020

Mercat dominical del llibre de Sant Antoni


Sobre la felicidad

¿Qué nos impide, en efecto, decir que la felicidad de la vida consiste en un alma libre, levantada, intrépida y constante, inaccesible al miedo y a la codicia, para quien el único bien sea la virtud, el único mal la vileza, y lo demás un montón de cosas sin valor, que no quitan ni añaden nada a la felicidad de la vida, ya que vienen y se van sin aumentar ni disminuir el sumo bien? A este principio así fundado tiene que seguir, quiera o no, una alegría constante y un gozo profundo que viene desde lo hondo, pues se alegra de lo suyo propio y no desea bienes mayores que los privados. ¿Por qué no han de compensar bien estas cosas los movimientos mezquinos, frívolos e inconstantes de nuestro cuerpo flaco? El día que lo domine el placer, lo dominará también el dolor.

Reconocerás que ésos están entre placeres, pero sin embargo no les irá bien, porque no es del bien de lo que gozan.

El que persigue el placer pospone a él todas las cosas, y lo primero que descuida es su libertad, que sacrifica por el vientre; y no compra los placeres para sí mismo, sino que se vende a los placeres.
Aceptemos con buen ánimo todo lo que se ha de padecer por la constitución del universo; estamos sujetos a la obligación de soportar las condiciones de la vida mortal y no perturbarnos por lo que no está en nuestro poder evitar. Hemos nacido en un reino: obedecer a Dios es libertad.

Séneca

La primera vez que me engañes será culpa tuya, la segunda será culpa mía. (Proverbio árabe)

El remordimiento

He cometido el peor de los pecados
que un hombre puede cometer. No he sido
feliz. Que los glaciares del olvido
me arrastren y me pierdan, despiadados.

Mis padres me engendraron para el juego
arriesgado y hermoso de la vida,
para la tierra, el agua, el aire, el fuego.
Los defraudé. No fui feliz. Cumplida

no fue su joven voluntad. Mi mente
se aplicó a las simétricas porfías
del arte, que entreteje naderías.

Me legaron valor. No fui valiente.
No me abandona. Siempre está a mi lado
la sombra de haber sido un desdichado.

(J. L. Borges)


viernes, 24 de abril de 2020

Fundación Mapfre - Boldini

Sobre la felicidad

«Todo lo que he hecho hasta ahora, preferiría que no hubiera sido hecho; cuando pienso en todo lo que he dicho, envidio a los mudos; cuanto he deseado, lo juzgo maldición de mis enemigos; todo lo que he temido, ¡justos dioses!, cuánto mejor fue que lo que he deseado. Me he enemistado con muchos y del odio he vuelto a la amistad (si es que hay alguna amistad entre los malos): aún no soy amigo de mí mismo. He hecho los mayores esfuerzos por salir de la multitud y hacerme notar por alguna cualidad: ¿qué he hecho sino ofrecerme como un blanco y mostrar a la malevolencia dónde podía morderme? ¿Ves a esos que elogian la elocuencia, que escoltan a la riqueza, que adulan al favor, que ensalzan el poder? Todos son enemigos o, lo que es igual, pueden serlo; tantos son los admiradores como los envidiosos.
»¿Por qué no buscar más bien algo bueno realmente para sentirlo, no para mostrarlo? Esas cosas que se contemplan, ante las que se detienen las gentes, que uno señala a otro con asombro, por fuera brillan, por dentro son deplorables».

Mas pasamos, como en tinieblas, al lado de las cosas, tropezando con las mismas que deseamos.

La vida feliz es, por tanto, la que está conforme con su naturaleza.  

Pues toda ferocidad procede de debilidad.

Séneca

¡Piú avanti! 

No te des por vencido, ni aun vencido,
No te sientas esclavo, ni aun esclavo;
Trémulo de pavor, piénsate bravo,
Y arremete feroz, ya mal herido. 

Ten el tesón del clavo enmohecido,
Que ya viejo y ruin vuelve a ser clavo;
No la cobarde intrepidez del pavo
Que amaina su plumaje al primer ruido. 

Procede como Dios que nunca llora,
O como Lucifer, que nunca reza,
O como el robledal, cuya grandeza
Necesita del agua y no la implora... 

¡Que muerda y vocifere vengadora,
Ya rodando en el polvo tu cabeza!

(Almafuerte - Pedro Bonifacio Palacios)


1974 - 25 de Abril - Portugal



miércoles, 22 de abril de 2020

Faros


Sobre la felicidad

Mientras erremos de acá para allá sin seguir a otro guía que los rumores y los clamores discordantes que nos llaman hacia distintos lugares, se consumirá entre errores nuestra corta vida, aunque trabajemos día y noche para mejorar nuestro espíritu. Hay que decidir, pues, a dónde nos dirijamos y por dónde, no sin ayuda de algún hombre experto que haya explorado el camino por donde avanzamos, ya que aquí la situación no es la misma que en los demás viajes; en éstos hay algún sendero, y los habitantes a quienes se pregunta no permiten extraviarse; pero aquí el camino más frecuentado y más famoso es el que más engaña. Nada importa, pues, más que no seguir, como ovejas, el rebaño de los que nos preceden, yendo así, no a donde hay que ir, sino a donde se va. Y ciertamente nada nos envuelve en mayores males que acomodarnos al rumor, persuadidos de que lo mejor es lo admitido por el asentimiento de muchos, tener por buenos los ejemplos numerosos y no vivir racionalmente, sino por imitación. De ahí esa aglomeración tan grande de personas que se precipitan unas sobre otras. Lo que ocurre en una gran catástrofe colectiva, cuando la gente misma se aplasta, nadie cae sin arrastrar a otro y los primeros son la perdición de los que siguen, puedes verlo suceder en toda vida; nadie yerra sólo por su cuenta, sino que es causa y autor del error ajeno.
Es dañoso, pues, apegarse a los que van delante; y como todos prefieren creer a juzgar, nunca se juzga acerca de la vida, siempre se cree, y nos perturba y pierde el error que pasa de mano en mano. Perecemos por el ejemplo de los demás; nos salvaremos si nos separamos de la masa. Pero ahora la gente se enfrenta con la razón, en defensa de su mal. Y así sucede lo mismo que en los comicios, en los cuales los mismos que han nombrado a los pretores se admiran de que hayan sido nombrados, cuando ha mudado el inconstante favor; aprobamos y condenamos las mismas cosas; éste es el resultado de todo juicio que se falla por el voto de la mayoría.

Séneca

El salario medio, bajo un régimen de libre comercio, se pondrá al nivel del tercer mundo.   

(Herman Daly) 





lunes, 20 de abril de 2020

Agra















Me preguntáis por qué escribo tanto de amores
por qué viene a la boca blando mi libro.
Esto no me lo canta Calíope, esto no Apolo:
mi amada misma es la que provee mi talento.
Si a ella la vi caminar brillando en tela de Cos,
el volumen entero será acerca del vestido de Cos;
si los cabellos vi errar hacia la frente esparcidos,
se alegra altiva de ir con alabada cabellera;
si con dedos ebúrneos en la lira pulsa una canción, 
me admira con qué arte presionan sus hábiles manos; 
si entorna los ojos que reprimen el sueño,
encuentro poeta mil nuevas razones;
si, desnuda, combate conmigo, arrebatado el manto, 
entonces, en verdad, compongo largas Ilíadas.
Sea lo que sea lo que ha hecho o ha dicho,
nace de nada la más grande historia.

****
Libre era yo y proyectaba vivir en vacío lecho;
Pero con amañada paz me engañó Amor.

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Todo mal en el amor, si lo puedes sufrir, es leve.

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Me quitan a la muchacha a la que quiero hace ya 
mucho tiempo, ¿y tú, amigo, me prohíbes derramar lágrimas?
Ninguna enemistad es acerba, sino la del amor; 
mátame a mí mismo, seré enemigo más blando. 
¿Puedo verla yo apoyada en el brazo de otro?,
¿y no se dirá mía, la que hace poco se dijo mía?

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En lo grande basta incluso con  haberlo querido.

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Es justo amar siempre a los amados que han muerto.

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Y si son muchas más las que me da, en ellas llegaré a ser inmortal:
en una sola noche cualquiera puede ser incluso un dios.

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Veis a una tierna joven llena de blancura,
veis a una morena: el color de una y otra os atrae; 
veis caminar a una de argiva hermosura,
veis a las nuestras: ambas bellezas os arrebatan. 
Sea ella de capa plebeya o de capa de púrpura,
ésta y aquélla son el mismo camino de desgraciada herida. 
Puesto que una sola aporta bastante insomnio a tus ojos, 
también para cualquiera una sola mujer son muchos males.

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Por las heridas aprende el soldado a tener miedo.

Propercio

Símbolo

Llega una mano de oro luciendo un diamante,
una mano de hierro gobernando unas riendas,
una mano de niebla donde canta una alondra:
yo las dejo pasar.

Llega una mano roja empuñando una espada,
llega una mano pálida llevando una amatista,
llega una mano blanca que ofrece una azucena:
yo las dejo pasar.

Llega una mano sucia que sujeta un arado:
la tomo entre las mías y nos vamos a arar.

(Angela Figuera)