Kanchil, el ciervo enano, el más
pequeño de todos los ciervos, apenas es más grande que un conejo. En Indonesia,
se ha convertido en el animal favorito, por ser tan delicado, tan gracioso de
movimientos, tan raudo y tan pequeño, y acaso aun más por su gran inteligencia.
En Indonesia existen muchas historias sobre la agudeza del ciervo enano.
Ocurrió una vez que el Rey Tigre
de Java, una de las islas indonesias, decidió que los animales de la isla de
Borneo debían rendirle tributo y enviar comida a Java, Así, pues, el Rey Tigre
de Java envió a tres de sus tigres de confianza a la isla de Borneo con el fin
de ponerse de acuerdo con el Rey de Borneo para que enviara alimentos a Java a
fin de que él pudiese comer.
Cuando los tres tigres llegaron a
Borneo, se encontraban muy cansados y acalorados debido a su largo viaje por
mar. Se sentaron a la sombra, en la selva, para refrescarse. Entonces, vieron
un ciervo muy pequeño. Era Kanchil.
"¿Dónde está tu Rey?
-preguntaron-. Tenemos un mensaje para él." "Estáis muy cansados y
acalorados, mis señores. Os ruego que me deis el mensaje y yo os traeré la
respuesta", dijo Kanchil, que era muy curioso y quería enterarse del
mensaje. Los tres tigres estaban tan cansados que aceptaron la propuesta de
Kanchil mientras ellos descansaban, "Nuestro Rey, el poderoso Tigre de
Java, ordena a vuestro Rey que le envíe todos los meses un gran tributo de
comida, especialmente carne -dijeron los tigres-. Si vuestro Rey se niega,
desencadenaremos una sangrienta guerra, Y ganaremos nosotros porque somos muy
poderosos." Dieron a Kanchil uno de los bigotes de su Rey para
presentárselo al Rey de Borneo y pudiese comprobar lo poderoso que era el Rey
Tigre. "Se 1o arrancó el mismo de su Real Rostro", dijeron con veneración
mientras entregaban el bigote al pequeño venado enano.
Kanchil se alejó de un salto,
llevando el bigote entre las fauces y pensando mientras corría:
"Dijeron carne. Yo soy carne
y también la mayoría de mis amigos. Esto quiere decir que se nos comerán los
tigres. He de hacer algo para salvarlos de los tigres de Java, pero, ¿qué
cosa?" Mientras saltaba por el bosque Kanchil, se encontró con Jamajojo,
su amigo el puerco espín. Al verlo, a Kanchil se le ocurrió una idea.
Deteniéndose en el aire a mitad de un salto, se dejó caer junto al puerco
espín: "Jamojojo, amigo mío, ¿quieres salvar a Borneo?, -preguntó-. Si así
lo quieres, dame rápidamente tu púa mas larga y grande. No hagas preguntas, ya
te lo explicaré después. ¡Ahora, tengo mucha prisa!" Jamojojo,
complaciente, se arrancó su mejor púa y se la entregó a Kanchil.
Con la púa entre los dientes,
Kanchil trotó de nuevo hacia el lugar en el que estaban esperándole los tres
tigres, "Has tardado mucho", gruñeron.
He tenido que esperar a que mi
señor, el Rey despertara de su siesta. Puede ponerse muy furioso, y su furia,
como su fuerza es terrible", dijo Kanchil. "Bien, bien -rezongaron
los tigres-, ¿Cuál es su respuesta? ¿Nos enviará el tributo o tendremos que
venir aquí a luchar?
"Mi señor, el Rey, dice que
se sentiría complacido en sostener una buena lucha -dijo Kanchil-. En realidad
hace ya mucho tiempo que no ha tenido ocasión de luchar con un buen enemigo, Es
tan poderoso, que ha triunfado sobre todos sus
demás enemigos de estos alrededores, incluido Hati, el elefante feroz.
Así, pues, invita a vuestro Rey a que acuda para pelear en buena lid".
Luego dio la púa de Jamojojo a los tres tigres. "Este es un bigote que él
mismo ha arrancado de su Real Rostro, como prueba de su deseo de luchar. Ved lo
largo, afilado y fuerte que es. Estad seguros de entregarlo a vuestro amo con
el mensaje de nuestro Rey", dijo Kanchil.
Aquellos tres tigres jamás habían
visto un bigote semejante. Empezaron a sentirse muy nerviosos ante la
posibilidad de que al Rey de Borneo se le ocurriera acudir a luchar desde aquel
mismo instante, ya que, con semejantes bigotes, debía ser mucho más fuerte que
cualquier tigre. Así, pues, se despidieron apresuradamente de Kanchil, llevando
con ellos el bigote y regresaron de nuevo a Java lo más aprisa que pudieron.
Cuando el Rey Tigre de Java
escuchó el mensaje que había enviado Kanchil y, sobre todo, al ver la púa de
Jamojojo, decidió que sería preferible no ir a luchar con el Rey de Borneo y
buscar tributos de comida en cualquier otra parte. Ningún tigre de Java se
atrevió jamás a volver a Borneo.
Y por eso Borneo es la única isla
grande de Indonesia donde no hay tigres.