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jueves, 30 de mayo de 2013

Editorial Everest



Editorial Everest nació hace ya más de cuarenta años con el propósito de ofrecer diversidad y calidad a través de sus libros. Desde su primer título de cocina española y su primer diccionario de español hasta un fondo con más de 3.000 referencias que abarcan muy diversas áreas que se corresponden con las siguientes divisiones: 

-Diccionarios, enciclopedias, atlas, enseñanza de idiomas y grandes obras

-Gastronomía, manuales y libros prácticos

-Turismo y ocio

-Infantil y Juvenil

-Libros de Texto

En total un amplio fondo que la convierten en una de las editoriales más completas del panorama español que mantiene un compromiso con la calidad y la promoción de la  cultura española.

La Economía de la Fuerza

Un Hombre Débil que iba cuesta abajo se cruzó con un Hombre Fuerte que iba cuesta arriba, y le dijo:
-Llevo esta dirección porque requiere menos es­fuerzo, no por gusto. Por favor, señor, ayúdeme a vol­ver a subir a la cima.
-Encantado -dijo el Hombre Fuerte con el rostro radiante de gloria ante la idea-. Siempre he considera­do mi fuerza un don sagrado depositado en mí para servicio de mis semejantes. Le llevaré conmigo. Pón­gase detrás y empuje.
                                    (Ambrose Bierce






-¡¡¿Cómo que no rema más?!!¡¡Me extraña Fernández!!
 ¿¿Estamos o no estamos todos en la misma barca??
Quino

Fundación Félix Rodríguez de la Fuente

La Fundación Félix Rodríguez de la Fuente fue creada en 2004 por la familia del naturalista con el objetivo de salvaguardar y proyectar su vida, obra y legado, actualizándolos a través de nuevos proyectos que fomentan la armonía entre "El Hombre y la Tierra".  Es una fundación privada, independiente,  de interés público y ámbito nacional.
Su misión es concienciar a la sociedad para que se implique en generar un cambio que mejore y enriquezca la vida del hombre, en el sentido más profundo de la palabra,  y la de la tierra que lo sustenta.

     -"La magdalena de Proust"- 

     

Félix dixit:
"El hombre no es un ovni venido de una lejana galaxia; El hombre es un poema tejido con la niebla del amanecer, con el color de las flores, con el canto de los pájaros, con el aullido del lobo y el rugido del león".


miércoles, 29 de mayo de 2013

Lin Yutang - La importancia de vivir


El mejor «espectáculo» que jamás he visto ocurrió una tarde en el océano Índico. Era en verdad inmenso. El escenario tenía un centenar de millas de ancho y tres de alto, y en él la naturaleza representó un drama que duró media hora: con dragones gigantescos, dinosaurios y leones que se movían por el cielo -¡cómo se hinchaban las cabezas de los leones y se extendían sus melenas, y cómo se inclinaban y se retorcían los lo­mos de los dragones!-; y ejércitos de soldados con uni­formes blancos y grises y oficiales con entorchados do­rados, que marchaban y contramarchaban y se unían en combate y se retiraban otra vez. A medida que prose­guía la batalla y la persecución, cambiaban las luces del escenario, y los soldados de blancos uniformes apare­cieron de color naranja y los soldados de uniformes gri­ses parecieron ponerse otros purpúreos, mientras el te­lón de fondo era una llama de oro iridiscente. Luego, cuando los técnicos de la naturaleza fueron apagando gradualmente las luces, el púrpura venció y tragó al na­ranja, y fue siendo un malva y gris más y más profun­do, y durante los últimos cinco minutos se presentó un espectáculo de inenarrable tragedia y de sombrío de­sastre, antes de que se extinguieran del todo las luces. Y no pagué un solo centavo para presenciar el más gran­dioso espectáculo de toda mi vida.
Tenemos también el silencio de las montañas, y ese silencio es terapéutico: los picachos silenciosos, las ro­cas silenciosas, los árboles silenciosos, todo en majestuo­so silencio. Toda buena montaña es un sanatorio. Uno se siente acurrucado como un niño en su pecho. No creo en la Ciencia Cristiana, pero sí en las propiedades espirituales, curativas de los árboles antiguos y los lu­gares de montaña, no para sanar una clavícula fractura­da o una piel infectada, sino para curar las ambiciones de la carne y las enfermedades del alma: cleptomanía, megalomanía, egocentrismo, halitosis espiritual, titulitis, prestamitis, dirigentitis (el deseo de dirigir a los demás), neurosis de guerra, versofobia, maldad, odio, exhibicionismo social, terquedad en general, y todas las formas de enfermedades morales.





Marcapaginasporuntubo busca los marcapáginas de Mandarín Tours que le faltan

martes, 28 de mayo de 2013

Norma Editorial - Sorteo



Norma Editorial es una empresa independiente fundada en 1977. Un equipo de más de 60 personas se encarga de editar más de 300 títulos al año, con un tiraje cercano a los 2 millones de ejemplares, en una empresa que ha sabido desarrollar multitud de actividades, siempre relacionadas con la industria del cómic.
La primera actividad de Norma Editorial fue como agencia de representación de autores, realizando portadas para novelas, películas y páginas de humor para clientes de todo el mundo. 
La primera librería Norma Comics, en el Passeig de Sant Joan de Barcelona, se inauguró en el año 1983. Desde entonces ha ido creciendo tanto en metros como en oferta hasta convertirse en todo un icono de la ciudad y una de las mejores librerías especializadas de Europa.
Allí el cliente puede encontrar no sólo cómics, sino también derivados, juegos de rol, DVD y un sinfín de productos.

Marcapaginasporuntubo sortea los 10 marcapáginas arriba expuestos entre todos los amigos que dejen un comentario en esta entrada. El resultado se dará a conocer  el lunes, 3 de junio.

domingo, 26 de mayo de 2013

Noel Clarasó - Breviario para todos los días del año


Un antiguo refrán nuestro dice: «No hay mal que por bien no venga». Este refrán es uno de los mejores frutos de la sabiduría popular. Procura obtener la máxima ventaja de todo aquello que te haya salido mal. Que sea verdad para ti que no hay mal que por bien no venga. Esfuérzate en sacar el máximo bien posible de todo contratiempo que te sobrevenga; en sacar algo bueno de todo lo malo que sucede. Así es como se convierte en victoria cualquier derrota de las muchas que a lo largo de la vida sobrevienen.

Todos los hombres son superiores a nosotros en algún sentido; ahí es donde hemos de aprender de ellos. Todo el mundo sabe algo que nosotros ignoramos. Todo el mundo tiene alguna cualidad que a nosotros nos falta. Por tanto, de todo el mundo podemos aprender algo. Nuestra actitud ante los otros ha de ser ésta: analizarles y tratar de averiguar en qué nos son superiores. Y, una vez averiguado, la otra persona ya tiene un sentido definitivo para nosotros: es nuestro maes­tro en aquello en lo que nos supera. Todo lo demás no nos importa. Y, si nos importa, lo tendremos más asegurado, pues nada fortalece tanto la amistad como el sincero deseo de beneficiarse, aprendiendo, de los conocimientos y las cualidades ajenas.


Observar siempre todo lo que hay a nuestro alrededor, cosas y gente. La capacidad de observación es un don que poca gente tiene. La mayoría pasa todos los días por el mismo sitio y no se fija en ninguno de los detalles que hay en el camino. O permanece en un lugar y sale de él sin haber observado nada. Observar es inagotable. Es la mejor forma de vencer el aburrimiento y la impaciencia. Y, además, por la observación se desarrolla la atención. Adquirida la costumbre de observar y de sacar consecuencias de la observación, basta una mirada para comprender muchas cosas y para emitir un juicio acertado en cada circunstancia.

La ofensa sólo existe si se recibe como tal. Haz como si no existiera, no te ofendas y no existirá. Es imposible que otro nos ofenda si nosotros no nos damos por ofendidos. Considerarse ofendido es una prueba de inferioridad. Cualquier persona del mundo puede decir de ti, o decirte a la cara, cualquier cosa que sea. Eso, allá él. Pero nadie ha de poder ofenderte. Si no nos damos por ofendidos, queda desvirtuado el insulto. El otro, al intentar ofendernos, sólo quiere esto: que nos ofendamos. Si no nos ofendemos, si nos manifestamos invulnerables, inutilizamos su ataque. ¿Qué mejor cosa podemos hacer que inutilizar los ataques de nuestros enemigos?

Intenta ser tú mismo. No envidies ni imites a los otros. La envidia es ignorancia y la imitación suicidio. De los otros hemos de saber tomar todo lo bueno. En este sentido, de cualquier otra persona podemos aprender alguna cosa. Pero esto no quiere decir de ninguna manera que tratemos de «imitar» a los otros, sino que hemos de asimilar sus buenos ejemplos, sus cualidades y sus conocimientos y transformarlo todo dentro de nosotros en elementos fijos de nuestra personalidad.

Uno de los grandes, secretos de la vida es aprender a gozar de los bienes sin poseerlos. Ver, si sabemos mirar bien, equivale a poseer. ¿Qué otra cosa tiene el propietario, sino la vista de lo que le pertenece? Sí: tiene el derecho a benefi­ciarse materialmente de la posesión y la carga de los cuidados inherentes a la posesión. Aparte esto, no olvidemos que el mundo es de quien sabe verlo bien, contentándose sencillamente con mirar.


 La juventud no es un período de la vida: es, sobre todo, una actitud mental sana. Arréglate con tu médico para evitar el envejecimiento del cuerpo, pero no olvides que un factor muy importante es la voluntad de mantenerse joven. No importa la edad para el rejuvenecimiento del espíritu. Los años no influyen en nuestra energía interior. Al contrario: es una energía que, si sabemos conservar el espíritu en forma, aumenta siempre con la edad. Tener el alma joven significa estar siempre dispuesto a empezar una cosa nueva y a no desistir hasta haberla terminado bien. Tener el alma vieja significa creer que, para el tiempo que falta, lo mismo da una cosa que otra. Nunca debe dar lo mismo una cosa que otra. Este poder de elección, despierto siempre, es lo que mantiene mejor la juventud del alma.

Ser invenciblemente alegres. Si conseguimos amar la vida, nuestra alegría aumentará. No hay goce posible sin este amor. No se concibe goce alguno sin alegría. Por gozar la vida se entiende divertirse con cualquier cosa que se haga y conseguir que los demás se diviertan en nuestra compañía. Si lo conseguimos estaremos capacitados para explicar a los otros en qué consiste el goce de la vida.

Tratar a los otros con consideración, aunque les despreciemos. Tratarles como a seres inteligentes, aunque nos parezcan tontos. Tratarles con corrección aunque ellos tengan poca o ninguna. Tratarles con cordialidad, aunque ellos se muestren complacidos en ofender. Tratar a todo el mundo como corresponde a nuestra nobleza, a nuestro señorío. Recordar las palabras de Ham­let: «Tratadles mucho mejor de lo que merecen. Si a todos nos trataran como merecemos, ¿quién escaparía del látigo?»

Esta página quiere recordar a Ed. Bruguera, Pulgarcito, DDT, Tiovivo, Mortadelo y Filemón, Rompetechos, etc, etc. Pero muy especialmente a Noel Clarasó que nos deleitaba e instruía en sus páginas con anécdotas y curiosidades de maravillas del mundo. Cuando en los años 60 caía en nuestras manos alguna de las publicaciones citadas lo primero que buscábamos era la sección de Noel Clarasó. Creíamos que era un seudónimo, algo tan imaginario como los personajes de los cuentos de Bruguera. Dejamos de leer el Pulgarcito y nos dedicamos a cultivar una parcelita y mira por donde el mejor libro de jardinería que tuvimos era Jardinería Doméstica de Noel Clarasó. No era de ficción, existía y había sido Técnico del Ayuntamiento de Barcelona en el área de parques y jardines, articulista, novelista, guionista de TV, etc., etc., pero especialmente de su obra, se deduce su bonhomía. Gracias, Noel, por habernos acompañado en nuestra infancia, por habernos enseñado los cuidados de las plantas de una forma tan amena, por tu obra literaria y por estos consejos que son útiles para cualquier edad.

Penya Filatèlica (Vilanova i la Geltrú) - Mercè Rodoreda





Me pesa hacerle abrir la puerta cuando acababa de cerrar, pero es que su mercería es la única que me coge de paso al salir de la obra. Ya hace unos cuantos días que miro el esca­parate... Dará risa el que un hombre de mi edad, sucio de cemento y cansado de trajinar por los andamios... Permíta­me que me seque el sudor del cuello; el polvo del cemento se me mete en las grietas de la piel y con el sudor me escue­cen. Bueno, yo quería... En su escaparate hay de todo menos de lo que yo quisiera..., pero quizá no lo tiene usted puesto porque no está bonito ponerlo. Tiene usted collares, alfileres, hilos de todas clases. Se nota que esto de los hilos es una cosa que a las mujeres las vuelve locas... Cuando era pequeño anda­ba en el canasto de la costura de mi madre y ensartaba los ovillos en una aguja de hacer punto y me entretenía dán­doles vueltas. Da risa el que un grandullón como yo era se divirtiese de esa manera, pero, ya se sabe, cosas de la vida. Hoy es el día de mi mujer y seguro que se cree que no voy a rega­larle nada, que no me acuerdo. Lo que yo quisiera, en las mer­cerías a veces lo tienen dentro de unas cajas grandes de car­tón... ¿Qué le parece a usted si le regalase un collarcito? Pero no; no le gustan. Cuando nos casamos le compré uno con las cuentas de cristal color vino de Málaga; le pregunté si le gustaba y me dijo; sí, me gusta mucho. Pero no se lo puso ni una sola vez. Y cuando le preguntaba, de vez en cuando para no cansarla: ¿no te pones el collar?, decía que era de mucho ves­tir para ella, y que si se lo ponía le parecía que parecía una vitrina. Y no hubo manera, no señor, de sacarla de ahí. Rafae­lita, nuestro primer nieto, que nació con un montón de pelos y seis dedos en cada pie, utilizó el collar para jugar a las cani­cas. Bueno, veo que la estoy entreteniendo, pero es que hay cosas difíciles para un hombre. A mí, mándeme usted a com­prar lo que sea de cosas de comer, no soy de esos a los que avergüenza ir con el cesto; al contrario, me gusta escoger la carne; el carnicero y yo somos amigos desde el nacimiento; y también escoger el pescado. La pescadera, bueno, sus padres, ya le vendían pescado a los míos. Pero cuando se trata de com­prar cosas que no sean de comer... ya me tiene usted más per­dido que un mochuelo en pleno día. Aconséjeme usted. ¿Qué cree usted que puedo regalarle?.. ¿Dos docenas de ovillas de hilo?.. De diferentes colores, pero sobre todo blanco y negro, que son los colores que siempre hacen falta. A lo mejor le acertaba el gusto, pero ¡vaya usted a saber! A lo mejor me los tiraba a la cabeza. Según como esté; a veces, si está de mal humor, me trata como si fuese un chiquillo... Después de treinta años de matrimonio, un hombre y una mujer... La cul­pa de todo la tiene el exceso de confianza. Yo siempre lo digo. Pero, claro, tanto sueño dormido junto, tantas muertes, tan­tos nacimientos y tanto pan nuestro de cada día... ¿Y unas cuantas piezas de cintas? No, claro que no... ¿Un cuello de ganchillo?..A ver, un cuello de ganchillo. Me parece que nos vamos acercando..., un cuello de ganchillo. Ella tuvo uno de rosas, con capullos y hojas. Sólo te faltan las espinas, le decía yo para reírme siempre que se lo cosía a un vestido. Pero ahora ya apenas se arregla, sólo vive para la casa. Es una mujer de su casa. Si viese usted cómo lo tiene todo de brillante... Las copas del aparador, ¡madre mía!, creo que las limpia tres veces al día, y con un paño de hilo. Las coge de una manera que parece que no las toca, las pone todas encima de la mesa, y dale que te pego, venga darle vueltas al paño por dentro. Y luego vuelve a ponerlas en su sitio, unas junto a otras, como si fuesen soldados con un gorro muy grande. ¡Y el culo de las cacerolas!... No parece sino que la comida en lugar de cocer­la dentro tuviera que cocerla fuera... En casa todo huele a limpio. ¿Qué se cree usted que hago yo en cuanto llego? ¿Coger el periódico o escuchar el parte?.. Sí, sí; ya me encon­traré preparado un baño de agua soleada en la galería; me obliga a enjabonarme de la cabeza a los pies y ella misma me enjuaga con una regadera. Ha hecho una cortina a la medi­da, de rayas verdes y blancas, para que los vecinos no me vean. Y en invierno tengo que lavarme en la cocina. Y el trabajo que le queda luego, recogiendo el agua que se derrama por el suelo. Y si llevo el pelo un poco largo, me riñe. Y todas las semanas ella misma me corta las uñas... Bueno, sí, esto que hablábamos del cuello de ganchillo, pues no sé... ¿Y unas madejas de lana para un jersey?.. Claro que no sé las que necesitaría...Y también comprar lana con este calor y rega­larle una cosa que le dará más trabajo... Permítame que lea lo que dice que hay dentro de las cajas. Botones dorados, boto­nes de plata, botones de hueso, botones mate. Encajes de boli­llo. Camisetas para niño. Calcetines de fantasía. Patrones. Pei­nes. Mantillas. Ya, ya veo que tendré que decidirme porque si no me decido usted terminará por echarme a empujo­nes. Bueno, ahora que ya hemos hablado un rato y que he cogido un poco más de confianza, ¿sabe usted lo que de verdad de verdad me gustaría? Unos calzones de señora... lar­guitas. Con una puntilla rizada abajo que haga como Un volante y una cinta antes del volante pasada por los agujeros con las puntas atadas en un lazo. ¿Tiene usted?..Y tanto que me ha costado decírselo. Se volverá loca de alegría. Se los pondré encima de la cama sin que se dé cuenta y se pegará la gran sorpresa. Le diré: ve a cambiar las sábanas, y se extra­ñará mucho; irá a cambiarlas y se encontrará con los calzo­nes. ¡Ay!, se le ha atascado la tapa. Estas cajas tan grandes son dificultosas para abrir y cerrar. Ya está. Tanto sufrir por nada. Los que me gustan son estos que tienen la puntilla más rizada porque parecen como de espuma... La cinta, ¿azul? No, no. El rosa es más alegre. ¿No se le romperán enseguida, ver­dad?.. Como es tan hacendosa y no se está un momento quie­ta..., por lo menos que estén reforzados. A mí me parece que son fuertes, y si además usted lo dice...Y el tejido, ¿es de algo­dón? Parecen bien hechos. Ya se fijará ella, ya. Y no se lo calla­rá, no. Me gustan, dirá. Y basta. Porque es de pocas palabras, pero dice todas las necesarias. ¿De qué medida?.. Madre mía, ahora sí que estoy perdido. A ver, extiéndalos... Ella, ¿sabe usted?, está redonda como una calabacita. Por el pernil necesita por lo menos lo que tienen de cintura. ¿Y dice usted que ésta es la medida mayor que tiene? Si parecen de muñeca. Cuando tenía veinte años le hubieran sentado como un guante..., pero nos hemos hecho viejos. Claro, ¿qué le va usted a hacer? Tam­poco yo puedo hacer nada. Lo que pasa es que no veo ningu­na otra cosa que pueda gustarle. Ella siempre ha querido cosas que sirvan Y ahora, ¿qué hago?, dígame. No voy a presentarme con las manos vacías. Como no sea que compre algo en la pas­telería de la esquina... Pero, claro, no es eso. Un hombre que tra­baja tiene tan poco tiempo para las cosas de cumplido...  
(Mercè Rodoreda - Amor)

                                                       

Correspondencia


18 de julio de 1931.

Querido Juan:
Ahora que te han metido en la cárcel supongo que esperarás que yo me ponga a cavar la tierra y a plantar papas.
María.

24 de julio de 1931.

Querida María:
Por lo más que quieras en el mundo, no remuevas la tierra. ¿No te das cuenta, sonsa, que allí está escondido el tesoro?
Juan.

15 de agosto de 1931.

Querido Juan:
Alguien de la cárcel debe de haber leído tu carta pues hoy han venido de la policía y han cavado todo el campo. ¿Qué hacer, Dios mío, qué hacer?
María.

21 de agosto de 1931.

Querida María:
Planta las papas.
Juan.
                              (Enrique Anderson-Imbert)





sábado, 25 de mayo de 2013

Hay un camino


Escucha: hay un camino. Comienza más allá de los enebros, pero si lo buscas durante el día no lo encontrarás. Espera la llegada de la tarde, y refúgiate en el pabellón con una jarra de té, una alfombra y unos cuantos libros. Así esperarás la llegada de la noche. Cuando el té se quede frío, desenrolla la alfombra y siéntate en el centro: sus dibujos te protegerán contra los malos espíritus. Los libros distraerán tu mente. Elige libros de poesía o de historias caballerescas, pero evita la filosofía o los tratados morales, que estropean la digestión y agrían el carácter. Déjate llevar por los senderos de las historias, degusta con delectación los nombres de los países inventados. Contempla las flores imaginarias, enamórate de las damiselas del papel. Al mismo tiempo, espía la aparición de la primera estrella. Cuando oigas el grito del pájaro de la noche, ponte en pie y camina hasta el extremo del jardín. Entonces lo verás. Presta atención, porque el camino se abre una vez nada más. Tómalo, no mires atrás. La vida solo es para los valientes.
                                                                                                   (Andrés Ibáñez)


viernes, 24 de mayo de 2013

Museo de Arte Moderno de Tarragona



Creado por la diputación de Tarragona en el año 1976, el Museo de Arte Moderno de Tarragona, tiene como finalidad promover el estudio y el conocimiento del arte moderno y contemporáneo y, así mismo, conservar y mostrar el patrimonio artístico de la ciudad y compartirlo con el mundo.
Dotado con una biblioteca auxiliar, un centro de documentación y un archivo fotográfico el edificio que acoge el museo está situado en la parte alta de Tarragona y es fruto de la unión de tres casas del siglo XVIII.
Para conseguir un mayor acercamiento del arte a un amplio sector de público infantil y juvenil, el museo ofrece a los centros de educación la posibilidad de realizar visitas guiadas.
Alfons Carles y Rebeca, como todas las veces que hemos visitado el Museo, nos atendieron con una amabilidad y eficiencia exquisitas. A ellos queremos dedicar esta entrada haciendo manifiesto nuestro agradecimiento por el trato recibido.