Blogs que sigo

martes, 7 de enero de 2020

Francia - Création Denière - Puzzle


Ensayos (73)

Nuestra justicia sólo nos tiende una de sus manos, y encima la izquierda. Cualquiera sale perjudicado.

Ninguna prisión me ha albergado ni siquiera para pasearme por ella. Sólo el imaginarme su vista, incluso desde fuera, resúltame desagradable. Estoy tan loco por la libertad que si me prohibieran el acceso a algún rincón de las Indias, viviría en cierto modo más incómodo. Y mientras halle tierra o aire abierto en otro lugar, no languideceré en uno en el que haya de esconderme. ¡Dios! ¡Cuán malamente podría sufrir la situación de tantas gentes, clavadas a un pedazo de este reino, privadas de la entrada a las ciudades principales y de las cortes, y del uso de los caminos públicos, por haber infringido las leyes! Si éstas a las que sirvo me amenazaran sólo la punta de un dedo, iríame al punto a buscar otras, fuere donde fuere. Toda mi pequeña prudencia, en estas guerras civiles en las que nos vemos, empléase en conseguir que no estorben mi libertad de ir y venir.

Preferiría entenderme bien a mí mismo que entender a Cicerón. Con mi propia experiencia tendría bastante para hacerme sabio, si fuera buen estudiante. Quien conserva en su memoria los excesos de su pasada cólera y hasta dónde le llevó esa fiebre, ve la fealdad de esta pasión mejor que leyendo a Aristóteles, y alimenta odio más justo contra ella. Quien recuerda los males que ha sufrido, aquéllos que lo han amenazado, las livianas circunstancias que le han hecho pasar de un estado a otro, prepárase así a las mutaciones futuras y a la asunción de su condición. La vida de César no es más ejemplar que la nuestra, para nosotros; y por emperadora o popular que sea, siempre será una vida expuesta a todos los acontecimientos humanos.
Escuchemos esto sólo: nos repetimos todo aquello de lo que precisamos principalmente. ¿Quién se acuerde de tantas y tantas veces como ha errado su propio juicio, no es un necio si no desconfía de él para siempre?  Cuando la razón ajena me convence de la falsedad de una idea, no aprendo tanto lo nuevo que me ha dicho ni esa ignorancia particular (poco fruto sería) como aprendo en general mi debilidad y la traición de mi entendimiento; por lo cual llego a dominar todo el conjunto. Con todos mis demás errores hago lo mismo; y siento que es esta regla muy útil para la vida. No considero a la especie ni al individuo como una piedra en la que he tropezado; aprendo a temer mi andar en todo y prepárome a ajustarlo. El aprender que se ha dicho o hecho una tontería no es nada; es menester aprender que se es un necio, enseñanza harto más amplia e importante. Las malas pasadas que tan a menudo me ha jugado mí memoria, incluso cuando más segura estaba de sí misma, no se han perdido inútilmente; por mucho que me jure y me asegure hogaño, meneo la cabeza; la primera objeción formulada contra su testimonio me deja en vilo y no osaría fiarme de ella en cosa de peso, ni ponerla como garantía del proceder ajeno, y si no fuera porque lo que yo hago por falta de memoria los demás lo hacen aún más a menudo por falta de fe, aceptaría siempre la verdad de otros labios antes que de los míos para lo acontecido. Si cada cual espiase de cerca los efectos y las circunstancias de las pasiones que lo dominan, como he hecho yo con aquélla a la que le he tocado en suerte, veríalas venir y aminoraría algo su impetuosidad y su carrera.

Pues también es menester cierto grado de inteligencia para poder percatarse de que se ignora, y es menester empujar una puerta para saber que nos está cerrada. De donde nace esta sutileza platónica de que ni aquéllos que saben han de preguntarse, puesto que saben, ni aquéllos que no saben, puesto que para preguntarse es menester saber sobre lo que uno pregunta. 

Declaro por propia experiencia la ignorancia humana lo cual es a mi parecer, el partido mas seguro de la escuela del mundo.

Todo lo estudio: aquello que he de evitar,  aquello que he de imitar.

Montaigne, Michel de