Plutarco
Para decirlo brevemente, el descanso es el condimento de los trabajos. Y esto se podría ver que sucede no sólo en los animales, sino también en las cosas inanimadas, pues también aflojamos las cuerdas de los arcos y de las liras, para poderlas tensar. En general, el cuerpo vive con la necesidad y la satisfacción, y el alma con el reposo y el trabajo.
Que nada engorda tanto al caballo como el ojo del rey.
Pues lo dice muy bien la frase de Hesíodo:
Sin duda, si colocares, aunque sea un poco sobre otro poco,
e hicieras esto con frecuencia, pronto lo poco podría llegar a ser mucho.
Pues no sólo es bello el vencer, sino también el saber ser derrotado en aquellos casos en que vencer es dañoso.
Cuando dos hablan, si uno de ellos se encoleriza,
es más sabio el que no se opone a los razonamientos. (Eurípides)
El no irritarse es, ciertamente, propio de un hombre sabio.
Pues sabio es un oportuno silencio y mejor que cualquier discurso.
Nadie se arrepintió de haber callado, pero muchísimos de haber hablado. Pues lo que se calla es fácil decirlo, pero retirar lo dicho es imposible.
Soportamos las faltas de los amigos, ¿qué hay de admirable si soportamos las de los hijos?
Pues los que caen en las mismas faltas que reprenden en sus hijos, que yerran, no se dan cuenta de que se convierten en acusadores de sí mismos en nombre de aquellos.
No prosperan las malas obras; en verdad el lento alcanza al rápido. (Homero)
Todas las cosas que viven y ven el mismo sol que nosotros, son esclavas del placer. (Menandro)
Una vida mala es una vergüenza, aunque sea agradable. (Menandro)
Conviene que el hombre prudente reúna los placeres
y tres son los placeres que poseen el poder,
que, en verdad, contribuye a la vida:
beber, comer y conseguir a Afrodita.
A todo lo demás conviene llamarlo accesorio. (Alexis)
Contra el malvado no es un arma inútil la maldad. (Epicarmo)
Elogia el barco pequeño, pero pon tus mercancías en uno grande. (Hesíodo)
Poseo muchas riquezas y todos me llaman rico, pero feliz ninguno. (Menandro)