Se cuenta también que Alejandro, tras haber devuelto los cocineros de Ada, dijo que tenía con él los mejores cocineros: para el almuerzo la marcha nocturna y para la cena la comida frugal.
«Pero a los sabios -dijo Cleobulo- la ley les proporciona ya la medida, en cambio a los insensatos les contaré una historia que mi hija contaba a su hermano. Decía que la luna pedía a su madre que le tejiese una túnica a su medida. Pero ella le dijo: '¿Cómo te la voy a tejer a tu medida? Ahora te estoy viendo llena, pero en otro momento en cuarto creciente y más tarde en cuarto menguante.' Del mismo modo, querido Quersias, para el hombre imprudente y malo no existe medida alguna de la propiedad, pues para sus necesidades unas veces es una, otras veces es otra, según los deseos y las ocasiones.
Es de Tales esta máxima:. 'Es necesario desconfiar de los enemigos incluso en las cosas creíbles, y creer a los amigos incluso en las increíbles', ya que él llamaba, yo al menos lo creo así, enemigos a los malvados e insensatos, y amigos a los buenos y prudentes.
El que no navega no teme el mar, ni el que no presta servicio militar a la guerra, ni a los bandidos el que se está en casa, ni al falso acusador el pobre, ni a la envidia el ciudadano corriente, ni al terremoto el que está entre los gálatas, ni al rayo el que está entre los etíopes; pero el que teme a los dioses teme a todas las cosas, a la tierra, al mar, al aire, al cielo, a la obscuridad, a la luz, al rumor, al silencio, al sueño. Los esclavos mientras duermen, se olvidan de sus amos.