Plutarco
“Eso que llamamos mal, la muerte, es el único de los males supuestos que, cuando está presente, no causa pena alguna a nadie, pero la produce cuando está ausente y es esperado”. (Arcesilao)
No existe hombre alguno que no sufra;
se entierra a los hijos y se engendra otros nuevos,
él mismo muere. ¿Se afligen con estas cosas los hombres,
llevando la tierra a la tierra? Es necesario
recolectar la vida como una espiga madura,
y uno debe vivir y el otro debe morir ¿Por qué
tenemos que llorar por estas cosas que es preciso que, según la naturaleza, se cumplan?
Pues nada de lo que es necesario es terrible para los hombres. (Eurípides)
En verdad las palabras «largo» y «corto» parece que no se diferencian en nada, si las comparamos con la eternidad. Pues mil o diez mil años, según Simónides, son un instante indeterminado, más aún, una fracción, la más breve, de un instante. Pues también en el caso de aquellos animales que cuentan que viven junto a las costas del Mar Negro y que tienen una existencia de un día, ya que nacen por la mañana, alcanzan su madurez a mediodía y por la tarde envejecen y llegan al fin de su vida, si tuvieran un alma humana y racional, ¿no les sucedería también, en cierto modo, a cada uno de aquellos lo mismo, de tal forma que los que muriesen antes del mediodía provocarían lamentos y lágrimas, mientras que los que viviesen todo un día se considerarían felices? La medida de la vida, pues, es su perfección no la extensión de su tiempo.
En general, alguien podría decir al que llora: «¿dejarás alguna vez de estar afligido o piensas estar triste toda tu vida? Ya que si vas a permanecer en este estado de profunda aflicción siempre, traerá sobre ti mismo un grave infortunio y una desgracia cruel, a causa de la ruindad y la falta de nobleza del alma, pero si piensas cambiar alguna vez, ¿por qué no cambias ya y te liberas a ti mismo del infortunio? Atendiendo ahora a estos razonamientos con los que andando el tiempo tú te verás libre, aléjate de tu mala situación, pues también en los padecimientos corporales el camino más rápido para su liberación es el mejor. Por tanto lo que vas a conceder después al tiempo, concédeselo ahora a tu razón y a tu educación y libérate a ti mismo de tus males.»
«Por tanto, oh el más poderoso y el más dichoso de todos, además de creer que aquellos que han muerto son dichosos y felices, pensamos que decir alguna mentira en contra de ellos y hablar mal de ellos es impío en la idea de que lo hacemos contra personas que ya se han convertido en seres mejores y superiores a nosotros. Y ésta es una creencia tan antigua y vieja entre nosotros que nadie sabe en absoluto ni su origen ni el que la estableció por primera vez, sino que está establecida así por siempre hasta el fin. (Sófocles)
Aquel a quien los dioses aman muere joven. (Menandro)