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sábado, 21 de septiembre de 2019

Thyssen - Víctor Vasarely


Ensayos (20)

¿Y acaso no superó al pintor Protógenes en la ciencia de su arte? Este, habiendo terminado el dibujo de un perro cansado y molido, a su entera satisfacción en lo que respecta a todas las partes menos a la espuma y la baba que no conseguía representar según sus deseos, airado contra su obra, cogió la esponja y lanzóla contra ella, impregnada como estaba con distintas pinturas, para borrarlo todo; el destino dirigió el golpe muy certeramente al lugar de la boca del perro, acabando lo que el arte no había podido conseguir.

Para terminar. ¿No revela este hecho una aplicación expresa de su favor, bondad y singular piedad? Ignacio padre e Ignacio hijo, condenados por los triunviros de Roma, resolvieron valerosamente poner sus vidas en manos el uno del otro, frustrando así la crueldad de los tiranos; persiguiéronse empuñando la espada; el destino alzó los filos produciendo dos golpes igualmente mortales y honró tan hermoso amor haciendo que aún tuviesen justamente la fuerza de retirar de las heridas sus brazos ensangrentados y armados, para estrecharse en aquella situación con tan fuerte abrazo que los verdugos cortaron las dos cabezas a la vez, dejando los cuerpos presos en aquel noble lazo, las heridas unidas, bebiendo la una, la sangre y los restos de vida de la otra.

Y puesto que del frío hablamos y somos franceses, acostumbrados por tanto a vestiduras recargadas (no yo, pues sólo visto de negro y blanco como hacía mi padre) añadamos por otra parte que el capitán Martín du Bellay dijo haber visto en su viaje al Luxemburgo, unas heladas tan crudas que se cortaba el vino de munición a golpes y hachazos, se les daba a los soldados al peso y lo transportaban en cestos. Y lo propio dice Ovidio casi con las mismas palabras: Nudaque consistunt formam servantia testae Vina, nec hausta meri, sed data frusta bibunt. (Y el vino, desnudo, conserva la forma del vaso, ya no es bebida, sino trozos que se beben. (Ovidio, Tristes, III. X. 23).)

Eran tan crudas las heladas en la desembocadura de Palus Meotis, que en el mismo lugar en el que el lugarteniente de Mitrídates había librado batalla contra los enemigos en tierra firme y habíalos vencido, llegado el verano, ganó de nuevo contra ellos una batalla naval.

Alejandro vio un país donde entierran los árboles frutales en invierno para protegerlos de las heladas.

No basta con cambiar de lugar, es menester apartarse de las condiciones populares que están dentro de nosotros; es menester secuestrarse y recuperarse de uno mismo. Rupi jam vincula dicas: Nam luctata canis nodum arripit; atramen illi, cum fugit, a collo trahitur pars loga catenae.  (Por fin he roto mis ataduras, me dirás: pero, el perro que con un gran esfuerzo ha roto las suyas, en su huida, arrastra en el cuello gran parte de su cadena. (Persio, Sátiras, V. 158).)

¿Por qué buscamos tierras iluminadas por otro sol? El que deja su patria, ¿no huye acaso de sí mismo? (Horacio, Odas, II. XVI. 18).

Sé tú mismo, multitud en soledad (Título, IV, XIII, 12)

Lo más grande del mundo es saber pertenecerse.

Se ha de conservar con uñas y dientes la práctica de los placeres de la vida que unos tras otros los años nos arrancan de las manos.

Han retrocedido únicamente para saltar mejor y para, con mayor impulso abrir brecha más profunda en la tropa. 

Montaigne, Michel de