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miércoles, 25 de septiembre de 2019

Contrastes en la Expresión del Arte - Colegio Lourdes - Valladolid


Ensayos (22)

¿Creéis que los monaguillos gustan mucho de la música?  La hartura se la hace más bien tediosa. Los festines, los bailes, las mascaradas, los torneos, regocijan a aquéllos que no los ven a menudo y que desean verlos; mas para aquellos que los presencian de ordinario, vuélvense sosos y desagradables; como tampoco las damas producen cosquilleo en aquél que goza de ellas hasta la saciedad. Quien no se da la oportunidad de tener sed, no puede gozar bebiendo. 

Los cortesanos del emperador Juliano, elogiábanlo un día por impartir tan buena justicia: De buena gana me enorgullecería de esos elogios, dijo él, si vinieran de personas que osaran acusarme o criticarme por acciones opuestas, si éstas se produjeran.

Todas las verdaderas ventajas de que gozan los príncipes son comunes a los hombres de mediana fortuna (sólo a los dioses corresponde cabalgar sobre caballos alados y alimentarse de ambrosía); no tienen distinto sueño ni distinto apetito al nuestro; no se arman con acero de mejor temple que el nuestro; no les cubre la corona ni del sol ni de la lluvia. Diocleciano, aun llevando una tan reverenciada y afortunada, dejóla para retirarse al placer de una vida privada; y algún tiempo después, al requerir la necesidad de los asuntos públicos que volviera a hacerse cargo de ella, respondió a aquellos que se lo rogaban: No os resolveríais a convencerme de ello, si hubierais visto el orden tan bello de los árboles que yo mismo he plantado en mi casa, y los hermosos melones que allí he sembrado.

Cuando el rey Pirro resolvió entrar en Italia, su sabio consejero Cineas, queriéndole demostrar la vanidad de su ambición, preguntóle: Y bien, señor, ¿con qué fines organizáis esta empresa? -Para hacerme el amo de Italia, respondió bruscamente. -¿Y después, continuó Cineas, una vez conseguido? -Entraré, dijo el otro, en la Galia y en España. -¿Y después? -Iré a subyugar el África; y por fin, cuando haya puesto el mundo a mis pies, descansaré y viviré contento y a mis anchas. Por Dios, señor, repuso entonces Cineas, decidme de qué depende el que no estéis ya en ese estado si queréis. ¿Por qué no os situáis desde este momento, allí donde según decís aspiráis a estar, y evitáis tanto trabajo y azar como ponéis entre medias?

Nimirum quia non bene norat quae esset habendi Finis, et omnino quoad crescat vera voluptas. («Sin duda porque no conocía bien los límites que se deben poner a los deseos, ni hasta donde puede llegar el verdadero placer» (Lucrecio, V. I. 431).)

«Cada uno según su carácter se hace su destino.» (Cornelio Nepos, Vida de Atico, II).

Según Herodoto, hay naciones en las cuales los hombres duermen medio año y velan el otro medio, por medios años.

Y los que escriben la vida del sabio Epiménides, dicen que durmió cincuenta y siete años seguidos.

Montaigne, Michel de