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sábado, 27 de julio de 2019

Adviento





Ensayos (7)

Más cuesta conservar el dinero que conseguirlo. 
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Dionisio el hijo, usó de largueza a este respecto. Le avisaron de que uno de sus siracusos había enterrado un tesoro. El ordenó que se lo llevara, lo que hizo el otro guardándose a escondidas una parte con la que marchó a otra ciudad donde habiendo perdido aquel apetito de atesorar, comenzó a vivir con más liberalidad. Al enterarse de esto Dionisio, hizo que le devolviesen el resto del tesoro diciendo que puesto que había aprendido a usar de él, se lo devolvía con placer.
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No ser ávido, proporciona riqueza y, no ser derrochador, ganancias. (Cicerón. Paradojas, VI. 3)
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Feraulos que había pasado por las dos situaciones y habíase percatado de que el aumento de fortuna no hacía que le aumentase el apetito de beber, comer, dormir y abrazar a su mujer, y que por otra parte sentía como yo, el peso de las molestias del ahorro sobre sus espaldas, decidió contentar a un joven pobre, fiel amigo suyo que bebía los vientos por las riquezas, e hízole presente de todas las suyas, grandes y excesivas e incluso de aquéllas que acumulaba cada día gracias a la liberalidad de Ciro, su buen señor, y a la guerra, a cambio de que se encargase de mantenerle y alimentarle dignamente como a su huésped y amigo.
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Feliz aquel que haya regulado su necesidad tan justamente que sus riquezas puedan bastar sin cuidarlas ni trabajar por ellas y sin que su atención u organización interrumpa otras ocupaciones más apropiadas, tranquilas y de su gusto.
La holgura y la indigencia dependen por lo tanto del parecer de cada uno. Y al igual que la riqueza, la gloria y la salud tienen tanta belleza y procuran tanto placer como les otorga aquel que las posee. Cada cual está bien o mal según se sienta él. No es feliz aquél del que lo creemos sino aquél que lo cree de si mismo. Y sólo así se hace la creencia verdad y realidad. El destino no nos causa ni bien ni daño alguno; sólo nos ofrece la materia y la semilla que nuestra alma, causa y dueña única de su condición feliz o desventurada y más  poderosa que él, modela y aplica como le place.

Montaigne, Michel de