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jueves, 20 de febrero de 2020

Πολιτεία - Marinas













Historia Natural (16)

El siguiente remedio les extrañará menos a los que saben cuánto aprecian los magos la garrapata, el más repugnante de los animales, por ser el único que no tiene sistema evacuador, el único cuya digestión acaba en muerte y vive más tiempo si pasa hambre: dicen que así dura siete días, pero, cuando se ha saciado, revienta en menos.
Este animal, arrancado de la oreja izquierda de un perro y colgado como amuleto, calma, según ellos, todos los dolores. En los auspicios la consideran un indicio de vida o muerte, pues dicen que, si un enfermo responde al que le ha traído la garrapata cuando éste permanece de pie junto a su cama y le pregunta sobre la enfermedad, hay fundada esperanza de que vivirá; y que el que va a morir no contesta. Especifican que hay que arrancarla de la oreja izquierda de un perro completamente negro.

Otra maravillosa virtud que tiene el cuco: en el lugar en que alguien oye por primera vez esta ave, si se traza un círculo en torno al pie derecho y se extrae la tierra de esta huella, no nacen pulgas allí donde se esparza la tierra.

La fuente de Tespias provoca una preñez inmediata en las mujeres, lo mismo que el río Elato de Arcadia; en cambio la fuente Lino, también en Arcadia, protege el feto e impide que se produzca el aborto. Por el contrario, el río llamado Afrodisio, de Pirra, provoca esterilidad.

En Beocia, al lado del santuario del dios Trofonio junto al río Hercynna, hay dos fuentes, una de las cuales hace recordar, otra olvidar; de ahí derivan sus nombres.  En Cilicia, junto a la ciudad de Cesco, corre el arroyo Nous; de él dice Varrón que los que beben de sus aguas ven cómo sus sentidos se hacen más sutiles; por otra parte, en la isla de Chia hay una fuente con la que se vuelve uno estúpido, y en Zama, África, otra de la que se obtiene una voz melodiosa.  Eudoxo dice que a los que beben del lago Clitorio les sobreviene repugnancia por el vino, y Teopompo, que las fuentes de que hemos hablado embriagan. Muciano dice que en Andros fluye vino de la fuente del padre Líber durante los siete días consagrados a este dios, aunque vuelve a tener sabor a agua si se lo transporta fuera de la vista del templo.  Políclito dice que las aguas del río Líparis, junto a Solos, en Cilicia, se utilizan como ungüento; Teofrasto, que esto mismo ocurre en Etiopía con una fuente del mismo nombre; Lyco, que entre los indios oratas hay una fuente con cuya agua alumbran los candiles; lo mismo se cuenta de Ecbatana. Teopompo dice que en Escotusa hay un lago que cura las heridas.  Juba dice que en el país de los trogloditas hay un lago, llamado Malsano por sus propiedades maléficas, que tres veces al día se vuelve amargo y salado, y después dulce, y otras tantas veces por la noche; y rebosa de serpientes blancas de veinte codos de largo. El mismo Juba cuenta que en Arabia hay una fuente que brota con tanta fuerza que en ella rebota cualquier cosa por pesada que sea.
Teofrasto cuenta que la fuente de Marsias, en Frigia, junto a la fortaleza de Celene arrastra consigo piedras. No lejos de allí están las fuentes Claeon y Gelon, que reciben estos nombres en griego por el efecto que producen. En Cícico hay una fuente llamada de Cupido de la que Mucino cree que los que beben se olvidan de su amor.
En Crannón hay una fuente de agua caliente, sin llegar a hervir completamente, que, añadiéndole vino, conserva el calor del brebaje en la vasija durante tres días. También en Germania, más allá del Rin, hay unas fuentes calientes, las de Mattiacum; las aguas que brotan de ellas hierven durante tres días, y han formado piedra pómez en torno a los márgenes.
Si alguien cree que algo de lo dicho es increíble, que sepa que en ninguna otra parte de la naturaleza hay prodigios mayores, aunque al principio de esta obra hemos relatado otros muchos. Ctesias cuenta que en la India hay un pantano llamado Sila, en el que nada flota, todo se hunde; Celio dice que aquí en Italia, en el lago Averno, se hunden incluso las hojas; Varrón, que las aves que se aproximan volando mueren.  En cambio, en el lago Apuscidamo, en África, todas las cosas flotan, nada se hunde y lo mismo en la fuente Fintia, en Sicilia, según cuenta Apión; y entre los medos, en el lago y el pozo de Saturno. Por su parte la fuente de Apolo Surio en Myra, Licia, suele trasladarse a un lugar vecino cuando quiere presagiar algo; lo asombroso es que se lleva a los peces consigo; los habitantes del lugar tratan de obtener una respuesta de los peces ofreciéndoles comida: si se apoderan de ella rápidamente es que es afirmativa, si la rechazan con la cola es que niegan que vaya a ocurrir.  En Bitinia, el río Olcas baña Brietium   -éste es el nombre del dios y del templo-: los perjuros no pueden soportar su corriente, porque les quema como una llama. Y en Cantabria las fuentes del Támaris se consideran portadoras de presagios; son tres, situadas a una distancia de ocho pies una de otra, y se reúnen en un único cauce formando un extenso río.  Cada una se seca doce veces al día, a veces veinte, sin que quede ni rastro de agua, aunque al lado de ellas hay una fuente que mana abundantemente sin interrupción. Si no fluyen cuando alguien va a verlas es un presagio funesto, como le ocurrió hace poco al legado propretor Larcio Licinio: murió a los siete días. En Judea, un Arroyo se seca siempre el sabbath.

Plinio