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martes, 18 de febrero de 2020

Flors dels boscos de Savassona



Historia Natural (15)

Una tercera especie que tiene el mismo nombre de falangio es una araña peluda, de cabeza enorme, en cuyo interior al cortarla dicen que se encuentran dos gusanitos, que atados a las mujeres en una piel de ciervo antes de la salida del sol hacen que no conciban, como dejó escrito Cecilio en sus Comentarios. Tal virtud dura un año. Permítasenos mencionar sólo éste entre todos los métodos anticonceptivos, ya que la fecundidad de algunas mujeres, cargadas de hijos, necesita de tal indulgencia.

Se dice que es un remedio admirable para la epifora la tela de una araña cazadora de moscas y sobre todo su propia guarida aplicada sobre la frente, de una sien a la otra en forma de emplasto, con la condición de que sea un muchacho impúber el que coja la telaraña y la aplique, y que éste no se muestre durante tres días a aquél a quien cura, y que ninguno de los dos toque el suelo con los pies desnudos durante estos días.

Nosotros nos sentimos asqueados sólo de oír estas cosas; bien al contrario Diodoro cuenta que él mismo las dio a tomar con resina; miel en casos de ictericia y de ortopnea. ¡Qué poder tan grande tiene este arte que da como medicamento lo que quiere! Los médicos más comprensivos opinaron que había que guardar la ceniza de las cucarachas quemadas para estos usos en una cajita de cuerno o que había que introducirlas machacadas por medio de una jeringa a los que sufren de ortopnea o de catarro; en cualquier caso, es sabido que cuando algo se ha clavado en la carne un linimento a base de cucarachas lo hace salir.

Britania la cultiva, incluso hoy, absorta en medio de tales ceremonias que podría llegarse a creer que fue ella la que se la legó a los persas. Además, existió acuerdo sobre esas prácticas en todos los lugares del mundo, por mucho que estuvieran en conflicto o se ignorasen mutuamente; y no es posible apreciar suficientemente cuanto se les debe a los romanos por haber suprimido ritos monstruosos en los que se consideraba muy piadoso matar a un hombre y comérselo, además, muy saludable.

Plinio