Blogs que sigo

lunes, 24 de febrero de 2020

Πολιτεία - En la cocina




Cómo sacar provecho de los enemigos (1)

1

Veo, querido Cornelio Pulcher, que has elegido la forma más suave de la administración del Estado, en la que, siendo muy provechoso a los asuntos públicos, te muestras a ti mismo, privadamente, muy amable con los que tienen trato contigo. Porque es posible encontrar un país, como se cuenta de Creta, sin animales salvajes, pero un Estado que no produzca envidia, celo o rivalidad, pasiones que son las más capaces de engendrar la enemistad, hasta ahora no ha existido (pero, si no otra cosa, nuestras amistades nos enlazan con enemistades; entendiendo esto también el sabio Quilón, quien a uno que decía que no tenía ningún enemigo le preguntó si no tenía tampoco ningún amigo). Y me parece que le conviene al hombre de Estado observar las otras cosas en tomo a los enemigos, y oír a Jenofonte cuando dice, no de pasada, que es propio de un hombre inteligente sacar provecho, incluso, de los enemigos. Por ello, esto, que muy recientemente se me presentó la oportunidad de decir sobre este asunto, reuniéndolo casi con las mismas palabras, te lo envío, guardándome, en lo que pude, de no tocar las cosas escritas en mis Preceptos políticos, ya que veo que aquel libro siempre lo tienes en las manos.

2

A los antiguos les bastaba con no ser atacados por animales extraños y fieros, y éste era el fin para aquellos en sus luchas contra los animales salvajes. Pero sus sucesores, habiendo aprendido ya a usarlos, les sacan también provecho, alimentándose con sus carnes y vistiéndose con su pelo, curándose con su hiel y con su leche cuajada y armándose con sus pieles, de tal forma que es justo temer que, si le hubieran faltado los animales al hombre, su vida se hubiera vuelto salvaje y ruda. Por tanto, puesto que es suficiente para los demás el no sufrir mal alguno por parte de los enemigos y Jenofonte dice que el hombre inteligente saca provecho incluso de los que difieren de él, no se debe desconfiar, antes bien buscar el método y el arte a través del cual este bien pueda ser alcanzado por aquellos a los que les es imposible vivir sin enemigos. El agricultor no puede cultivar cualquier árbol, ni el cazador domesticar cualquier animal salvaje. Por tanto, procuraron sacar provecho de ellos, según la necesidad, de unos y de otros; el agricultor, de los árboles que no dan fruto, y el cazador, de los animales salvajes. El agua del mar no es potable y es mala, pero alimenta peces y es un medio que conduce a todas partes, y para los viajeros un vehículo capaz de transportarlos. Cuando el sátiro quiso besar y abrazar el fuego, al verlo por primera vez, le dijo Prometeo:

tú, macho cabrío, después llorarás por tu barba;

pues el fuego quema al que lo toca, pero proporciona luz y calor y es instrumento de todo arte para los que han aprendido a usarlo. Mira también al enemigo, por si, aunque sea perjudicial en las otras cosas y difícil de manejar, presenta, de alguna forma, algún asidero y utilidad particular y es provechoso. También la mayoría de las cosas son hostiles, odiosas y enemigas para los que las tratan; pero ves que algunos usaron de las enfermedades de su cuerpo para su ocio, y los trabajos que les sobrevinieron a muchos les dieron fuerzas y los ejercitaron. Algunos hicieron, como Diógenes y Crates, del destierro de la patria y de la pérdida de riquezas viático para el ocio y para la filosofía. Zenón, al romperse un navío fletado por él, cuando se enteró, dijo: «¡Oh destino!, haces bien, al reducirnos al manto raído». Pues, igual que los animales fuertes de estómago y sanos, si comen culebras y escorpiones, los digieren, y hay algunos que se alimentan con piedras y conchas, que transforman a través de la fuerza y el calor de su aliento, pero los delicados y enfermos, si se llevan a la boca pan y vino se marean, del mismo modo los necios destruyen las amistades, y, en cambio, los prudentes pueden usar convenientemente incluso las enemistades.

Plutarco