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viernes, 5 de mayo de 2017

Martina Schütt






Cómo saber

Lo hago todo exactamente como lo ha­cía mi padre.
Y al igual que él procuraba no imitar a nadie,
 yo procuro no imitar­lo a él.

Rabbí NOAH DE LEHOVITZ

Dicen que el desierto es el jardín del Creador. Los animales y la vegeta­ción escasean para que nada distraiga el pensamiento. Así pues, un beduino y su hijo caminaban apaciblemente por el de­sierto, mecidos por el ritmo de sus dro­medarios, cuando el niño le preguntó a su padre:
-Papá... El cielo, ¿por qué es azul?
El beduino pensó durante un momento y respondió:
-Hijo mío, no lo sé...
Continuaron avanzando. Y entonces, de nuevo, el niño preguntó:
-Papá... Y la arena, ¿por qué es amarilla?
Y una vez más, el padre respondió:
-No lo sé.
Avanzaron un poco más...
-Papá... Y el mar, ¿por qué es azul?
-¡No lo sé!
El niño se preocupó:
-Pero papá, ¿te molesta que te haga tantas preguntas?
-No, hijo mío, al contrario -respondió el padre-. Debes hacer preguntas, si no, ¿cómo vas a saber?

Jean-Jacques Frida - Cuentos de los sabios, judíos y musulmanes