La
cría de elefante
Érase
una vez una cría de elefante que oyó a alguien decir: “Mirad, hay un ratón.” La
persona que lo dijo estaba mirando a un ratón, pero el elefante pensó que se
estaba refiriendo a él.
Resultaba
que había muy pocos ratones en ese país y, en cualquier caso, solían mantenerse
en sus madrigueras, y sus voces no se escuchaban demasiado alto. Pero la cría
de elefante iba como un trueno de un lado a otro, en un estado de éxtasis por
su descubrimiento, diciendo: “¡Soy un ratón!”
Lo
dijo tan alto, tan frecuentemente y a tanta gente que -lo creáis o no- existe
ahora un país entero en el que casi todo el mundo cree que los elefantes, y
especialmente las crías de elefantes, son ratones.
Es
verdad que, de vez en cuando, los ratones han intentado poner reparos a los que
mantienen la creencia mayoritaria, pero siempre se les ha hecho huir.
Y si alguien quiere
alguna vez volver a abrir de nuevo esta cuestión de ratones y elefantes en
aquellos lugares, es mejor que tenga una buena razón, nervios de acero y medios
efectivos de defender su causa.
Anónimo