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sábado, 19 de noviembre de 2016

A Mesa



Los huevos y los guisantes cocidos
  
En Servia, no lejos del caudaloso río Danubio, vivía un pobre labrador llamado Marco que tenía un solo tesoro en el mundo: su hija Marra, tan sabia como hermosa. Cierto día faltaron por completo los alimentos en la choza, y Marco marchó a palacio para solicitarlos del rey. Antes de partir Marra le dijo: "Procura hablar bien ante el rey. Si lo haces, se interesará y nos concederá algún favor".
Cuando Marco se presentó ante el rey, habló con tanta soltura, habló una lengua servia tan perfecta, que el monarca quedó maravillado. "Escucha, mendigo -le interpeló el rey- -¿Dónde aprendiste a hablar así?" "Marra, mi hija, me enseñó, Majestad", repuso Marco. "¿Y quien enseñó a Marra?". inquirió el rey. "La pobreza y Dios, Su Majestad", replicó Marco. El rey sonrió. "A decir verdad, tienes una hija muy sabia. Toma estos treinta huevos y dáselos a Marra. Dile que si no me trae a cambio treinta pollos, la haré ajusticiar. Ahora, vete."
Cuando Marco entregó los treinta huevos a Marra, ella vio al instante que estaban cocidos y que jamás producirían pollos. Pero como era una muchacha inteligente, se le ocurrió un plan. Coció una libra de guisantes y, entregándoselos al padre, le dijo que los sembrara. "Pero espera a que pase el rey -le advirtió-. Entonces, arroja los guisantes y grita con todas tus fuerzas:  ¡Quiera Dios que estos guisantes cocidos den fruto! El rey te preguntará, entonces, cómo es posible tal cosa, y tú responderás: Lo mismo que los huevos cocidos pueden producir pollos."
Luego, Marra dio un beso a su padre y lo envió afuera.
Todo sucedió tal como ella había dicho. Cuando el rey preguntó a Marco cómo se explicaba que un guisante cocido floreciera, él le respondió: "Lo mismo que los huevos cocidos pueden producir pollos."  El rey soltó una carcajada y dijo:
"¡Verdaderamente, tu hija es muy lista! Tráela aquí porque quiero felicitarla en persona" . Cuando el rey vio a Marra y pudo comprobar que era tan bella como sabia, pensó: "¿Acaso puede haber mejor esposa para un rey? ¡Siendo bella e inteligente, poco importa que sea la hija de un campesino. Y tras esas reflexiones, le pidió que fuera su esposa.
Marco desde entonces no volvió a conocer nunca más la pobreza. 

Anónimo