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viernes, 10 de abril de 2020

Francia - Du bruit dans la cuisine



Vidas Paralelas

Demetrio

XXXII. ...la sentencia de Platón, que exhorta al que quiera ser verdaderamente rico a que en lugar de aumentar la riqueza disminuya el deseo insaciable de tener pues el que no sabe acallar la avaricia jamás se verá libre ni de pobreza ni de apuro.

LXXI. ...Cleopatra juntó diferentes suertes de venenos mortales, y para probar el grado de dolor con que cada uno ocasionaba la muerte los hizo propinar a los presos de causas capitales; mas habiendo visto que los que eran prontos causaban la muerte acompañada de dolores, y que los más benignos obraban con lentitud, quiso hacer experiencia de los animales ponzoñosos, observando ella por sí misma la aplicación de una especie a uno y de otra o otro; lo que ejecutaba todos los días. Encontró, pues, que entre todos sólo la picadura del áspid producía sin convulsiones ni gemidos un sopor dulce y una especie de desmayo, en virtud del que, con un blando sudor del rostro y amortiguamiento de los sentidos, perdían poco a poco la vida los que habían sido picados, enojándose de que intentaran despertarlos y hacerles volver en sí, a manera de los que tienen un sueño profundo. 

Pirro

III. Resplandecía en el semblante de Pirro la dignidad regia, sobresaliendo más, sin embargo, lo temible que lo majestuoso. No tenía el número de dientes que los demás, sino que arriba tenía un solo hueso seguido, en el que, como con líneas delgadas, estaban aquellos designados. 

VIII. Reprendiendo a unos jóvenes que entre copa y copa le habían insultado, les preguntó si era cierto que habían proferido aquellas injurias, y como uno de ellos respondiese: «Ésas mismas, ¡oh rey!, y aun habríamos proferido más si hubiéramos tenido más vino», echándose a reír, los dejó ir libres.

Mario

VI. Conceden todos a Mario la templanza y la paciencia, habiendo dado de ésta un grande ejemplo con el motivo de cierta operación de cirugía. Tenía entrambas piernas muy varicosas, causándole esta especie de hinchazón una deformidad que le disgustaba, por lo que resolvió ponerse en manos del cirujano. Presentóle, pues, la una pierna, y sin que le ligasen, sufrió los violentos dolores de las incisiones sin moverse y sin lanzar un suspiro, en silencio y con inalterable rostro; pero pasando a la otra el cirujano, ya no quiso alargarla, diciendo: «No veo que la curación de este defecto sea digna de un dolor semejante.»

Plutarco

Habla mal de nadie, pero habla todo lo bueno que sabes de todos. (Benjamin Franklin)