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viernes, 15 de marzo de 2019

Caixa Forum - Disney - El arte de contar historias






El filósofo Crates

Crates, en parte por oír a Diógenes exponer tales ideas y otras del mismo género y, en parte, por otras que se le ocurrían a él mismo, un buen día se lanza al foro, se desprende de su hacienda, como si ésta fuera una carga de estiércol, que le producía más molestia que utilidad y, después, cuando se había formado un grupo en torno suyo, grita con todas sus fuerzas: «Crates declara libre a Crates». Y, a partir de ese momento, vivió feliz el resto de su vida, sin necesitar de nadie y, además, desnudo y liberado de todo.
Y tanto se le quería, que una joven de noble familia, desdeñando a los más jóvenes y ricos pretendientes, le declaró espontáneamente su amor. Crates desnudó entonces su propia espalda, que tenía una gran joroba, puso en el suelo su alforja, su bastón y su manto y mostró a la muchacha que aquél era su único ajuar y que su hermosura era la que ella misma había contemplado. «Por lo tanto», añadió, «piénsalo, bien, no sea que después tengas que lamentarlo». A pesar de todo, Hiparqué aceptó el partido que Crates le ofrecía. Respondió que ya lo había previsto de antemano suficientemente y que había tomado una firme resolución, ya que en ningún lugar del mundo podría encontrar un marido más rico, ni más hermoso; que, por consiguiente, la llevara adonde quisiera.
El Cínico la condujo bajo un pórtico; allí, en un lugar frecuentado, se acostó con ella y, a la vista de todo el mundo y a plena luz del día, hubiera privado de su virginidad a la joven, que se prestaba a ello con igual intrepidez, si Zenón no hubiera extendido un raído manto y, gracias a esta intimidad, sustraído a su maestro a las miradas indiscretas de los circunstantes que se habían reunido a su alrededor.

Apuleyo