El pasadizo junto al aljibe
Un hombre tenía relaciones con
una mujer casada que le había preparado un pasadizo de su casa a la calle. La
entrada al pasadizo la había puesto junto al aljibe por miedo a su marido y a
todas las personas de quien quería ocultarse, ya que temía que pudieran ver al
hombre salir del pasadizo.
Cierta noche sucedió que cuando
el hombre estaba con ella el marido se presentó a la puerta. Entre prisas y
sobresaltos le dijo al hombre:
-¡Corre! ¡Sal por el pasadizo que
hay junto al aljibe! El hombre fue para allá, pero no encontró el aljibe.
Volvió donde la mujer y le dijo:
-Dónde me has dicho que está el
pasadizo no hay ningún aljibe.
Ella le replicó:
-¡Y para qué quieres el aljibe,
imbécil! ¡Si lo mencioné fue para que encontraras el pasadizo! ¡Si ya lo has encontrado vete ligero!
Pero el hombre insistió:
-¿Por qué me has dicho entonces
que había un aljibe que no hay?
Ella contestó:
-¡Ponte a salvo y deja de decir
tonterías y de vacilar, idiota!
Pero el hombre siguió:
-¿Cómo voy a irme, si me has
confundido hablando de un aljibe que no hay?
Y por este estilo continuó hasta que el amo de
la casa entró, le agarró, le molió a golpes y le entregó a la autoridad.»
Calila e Dimna