Libro II Elegía XXV
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Veis a una tierna joven llena de
blancura,
veis a una morena: el color de una y
otra os atrae;
veis caminar a una de argiva
hermosura,
veis a las nuestras: ambas bellezas
os arrebatan.
Sea ella de capa plebeya o de capa
de púrpura,
ésta y aquélla son el mismo camino
de desgraciada herida.
Puesto que una sola aporta bastante
insomnio a tus ojos,
también para cualquiera una sola
mujer son muchos males.
Propercio