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jueves, 13 de julio de 2017

Museo de Bellas Artes Gravina




La astucia del cazador

El ciervo teme al lobo, el lobo teme al tigre, y el tigre teme al gran oso, que es el más feroz de los animales. Con el cráneo cubierto de espeso pelaje pa­recido a una mata de pasto, caminando sobre sus patas traseras es extraordinariamente fuerte y ataca aún al hombre.
Al sur del Estado de Chu vivía un cazador que con la ayuda de su flauta de bambú, conseguía imitar toda clase de gritos de animales. Armado de un arco y de un pequeño tiesto de greda en cuyo fondo con­servaba algunas brasas, se iba a la montaña e imitaba el llamado del ciervo. Creyendo que se trataba de alguno de sus congéneres, los ciervos se acercaban y el caza­dor los mataba disparándole flechas incendiadas.
Un día, al oír el llamado del ciervo llegó un lobo. El cazador muerto de miedo imitó el rugido del tigre. El lobo huyó pero apareció un tigre. Aterrorizado, el hombre imitó el gruñido del gran oso. El tigre huyó, pero, creyendo encontrar a uno de sus semejantes, un oso enorme apareció. Al encontrar sólo a un hombre, se abalanzó sobre él, lo destrozó y se lo comió.
Aún hoy, aquellos que emplean artificios en vez de contar con sus propias fuerzas terminan siempre por granjearse un destino semejante al del cazador.

P. Wei Chin-Chi