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lunes, 22 de febrero de 2016

V&B Porcellana Blanca


El juez y los dos litigantes

Cuando de justicia se trata, hay un cuento que encontramos en casi todas partes, tanto en los viejos relatos anamitas como en la tradición islámica.
Esta versión introduce en escena a dos litigantes irritados, Ahmed y Lakhdar, que se presentaron ante un cadí, magistrado encargado de impartir justicia.
Lakhdar tomó la palabra y dijo, señalando a Ahmed con el dedo:
-Mi amigo Ahmed me ha traicionado. Se ha comportado de forma abyecta. Ha ido a mi casa en mi ausencia, me ha robado el dinero, me ha robado el asno, ha violado a mi mujer y ha golpeado a mi hijo hasta hacerle sangrar. ¡Cadí, tienes que hacer justicia!
El cadí le dijo: -Tienes razón. Entonces Ahmed dio un paso al frente y dijo con  tono vigoroso:
-¡Falso! ¡No ha ocurrido así! Es cierto, he ido a  casa de Lakhdar, pero aquél era mi asno, ¡él me lo había cogido prestado y no me lo quería devolver! ¡Aquel dinero era mío y quería recuperarlo! ¡Yo no he violado a su mujer, fue ella quien se me echó encima, porque siempre está falta de amor! ¡Y al querer desembarazarme de ella, su hijo ha empezado a golpearme! ¡Me he defendido como he podido y he salido de allí con las manos vacías! ¡Es a mí, cadí, a quien tienes que hacer  justicia!
El cadí, que escuchaba atentamente, le dijo:
-Tienes razón.
Entonces el primer ayudante del cadí, que estaba en pie detrás de él, se inclinó y dijo a media voz:
-¡Pero, cadí, estos dos hombres te han contado cosas completamente contradictorias y tú les has dicho a los dos que tienen razón! ¡Eso no es posible! 
Y el cadí le dijo a su ayudante:
-Tienes razón.
Jean-Claude Carrière


Para Irati de Javier