La presencia de la rosa heráldica es general en toda Europa. En Reus se ha convertido en un emblema desde tiempos inmemoriales, ya que ha protagonizado los escudos locales, al menos, desde el 1391, fecha del primero que conocemos, conservado en el Libro de Cuentas del Común. La rosa heráldica generalmente tiene cinco pétalos, pero también podía tener ocho, como la que aparece bajo el escudo citado, que podemos ver reproducido en varias losas de la plaza del Castillo.
Aunque no sabemos el motivo por el que la ciudad adopta la rosa como símbolo local, parece que el origen está en la donación que hizo el cardenal Pedro Roger de Belfort -señor feudal de Reus y futuro papa Gregorio XI- el 1349 de una de las seis rosas de su escudo para usarla como icono de la villa. Más adelante, la leyenda del 1592 -que explica como la Virgen de la Misericordia deja representada una rosa en la mejilla de Isabel Besora para demostrar su aparición para salvar a los habitantes de Reus de la peste-, dió aún más relevancia a la rosa como símbolo municipal.
El juez y las patatas
Un juez se fue de vacaciones a
casa de uno de sus primos, que era campesino. Al tercer día, el juez, que
empezaba a aburrirse viendo a su primo muy ocupado, le propuso ayudarlo.
-¿Qué sabes hacer? -le preguntó el
campesino.
El juez reflexionó un instante y
no pudo ofrecer ninguna respuesta satisfactoria. El campesino reflexionó por su
parte y encontró un trabajo fácil. Condujo al juez hasta una granja cuyo suelo
se encontraba cubierto de patatas que acababan de ser arrancadas.
-Esto es lo que vas a hacer -le
dijo-. Vas a guardar estas patatas en tres categorías: las grandes, las
pequeñas y las medianas. Hasta la noche.
El campesino se fue y se pasó
todo el día trabajando los campos. Al regresar, cuando era ya casi de noche,
abrió la puerta de la granja y vio que las patatas estaban exactamente en el
mismo sitio donde las había dejado por la mañana.
El juez estaba en medio de la
granja, con aire abatido, el rostro cubierto de sudor, despeinado. Tenía una
patata en la mano.
-¿Qué ha pasado? -preguntó el
campesino.
El juez alargó el brazo y le entregó la
patata, preguntándole con voz quebrada:
-¿Es una grande, una pequeña o
una mediana?
Jean-Claude Carrière