Bebe y olvida, que mañana es tarde
Bebe, Asclepíades. ¿A qué viene ese llanto? ¿Qué te pasa?
No eres tú el único al que ha apresado la inflexible Cipris,
ni contra ti sólo ha afilado sus flechas y saetas el amargo
Eros. ¿Por qué, todavía con vida, te recreas en la ceniza?
Bebamos sin mezclar el licor de Baco. Queda un dedo de día.
¿Esperaremos hasta ver la lámpara que nos invita a dormir?
Bebamos; nada de amor ahora, pues después de no mucho
tiempo, desgraciado, nos envolverá la gran noche.
Asclepíades
El amor me consume
Cipris, ¿por qué lanzaste contra mí, una única diana, tres flechas?
¿Por qué clavaste en un único corazón tres dardos?
Por aquí me abraso, por allí se me zarandea; no sé a dónde dirigirme,
con violento fuego todo entero me abraso.
Anónimo