



Sin duda, Cleonico, mientras marchabas por un sendero estrecho,
te salieron al encuentro las resplandecientes Gracias
y te abrazaron con sus brazos de rosas,
muchacho, y te hicieron lo que eres, una Gracia.
Muy de lejos te saludo, pues acercarse al fuego
no le es seguro, querido, a la paja seca.
Riano
Que lo sepa todo el mundo: mi amado es bello
Lo afirmo y de nuevo otra vez lo afirmo: «es bello, es bello». Pero otra vez
repetiré que Dosíteo es bello, que es grato a la vista.
Ni en una encina, ni en un abeto, ni en un muro he escrito
esta afirmación, sino que este Eros mío está grabado en mi corazón.
Si alguno dijera que no, no lo creáis. Juro por ti, divinidad,
que miente: yo soy el único que sabe decir la verdad.
Anónimo