El
océano, según investigaciones antiguas chinas, tiene siete pisos de agua, cada
uno diferente del otro en salinidad, ligereza, claridad y habitantes. El dragón
está en el piso más profundo, aquél que toca el lecho de roca del océano. El
dragón del océano hace mucho tiempo que se durmió, pero un día despertará, y
hará mucho daño, pero es seguro que no llegará a dominar el mundo. En cambio,
en el cuarto piso del océano, está el pez por antonomasia. Antaño, los peces,
con su gran rey, dominaron la tierra y sometieron al hombre a esclavitud. Un
día los hombres se sublevaron, y armados de espejos -que los peces confundieron
con el agua-, lograron derrotar y encerrar a los peces en ellos, menos a su
gran jefe, que estaba disfrutando de la primavera en los jardines del cuarto
piso del mar. Viviremos tranquilos mientras los peces estén en el fondo de los
espejos, pero Jorge Luis Borges ha recogido unas noticias chinas en su Zoología
fantástica, según las cuales, si en silencio se mira con atención durante
horas el fondo de los espejos, se ve a un pez que allá, en la bruma lejana, se
mueve lentamente. Es el pez derrotado que busca cómo salir de su prisión y
volver a combatir a los humanos. Parece ser que esta vez seremos derrotados y
presa de los peces, quienes nos gobernarán «en inmisericordia, tiranía e
injusticia», por los siglos de los siglos. Alguien ha sugerido la posibilidad
de una alianza de los humanos con el gran dragón del fondo del océano. Pero,
¿quién puede descender hasta él para poder despertarlo?
Álvaro Cunqueiro