El dinosaurio
Cuando despertó, el dinosaurio
todavía estaba allí.
Caballo
imaginando a Dios
A pesar de lo
que digan, la idea de un cielo habitado por Caballos y presidido por un Dios
con figura equina repugna al buen gusto y a la lógica más elemental, razonaba
los otros días el Caballo.
Todo el mundo sabe
-continuaba en su razonamiento- que si los Caballos fuéramos capaces de
imaginar a Dios lo imaginaríamos en forma de Jinete.
Augusto Monterroso