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viernes, 6 de marzo de 2015

Cádiz











Un millón de sandías

Resulta que dos negros estaban dormidos en las laderas del Mississippi. Uno de los dos se desperezó, bostezó, suspiró y dijo:
– Cómo me gustaría tener un millón de sandías.
El otro negro preguntó:
– Rostus, si tuvieras un millón de sandías, ¿me darías la mitad?
– ¡No!
– ¿No? ¿No me darías un cuarto?
– No, no te daría un cuarto.
– Rostus, si tuvieras un millón de sandías, ¿no me darías diez sandías?
– No.
– ¿No me darías siquiera una sandía? ¡A mi que soy tu amigo?
– Mira, Sam, si tuviera un millón de sandías, no te daría una sola raja siquiera, una sola tajada de sandía.
– Pero, ¿por qué, Rostus?
– Porque eres demasiado perezoso para soñar por ti mismo.

Blaisten, Isidoro