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domingo, 25 de enero de 2015

Museo Sorolla I




La perla perforada

Un comerciante que tenía una valiosa perla contrató en cien dirhemes  a un hombre que se la perforara en la jornada y en su propio domicilio. Ahora, en un lugar de la casa había un címbalo y el comerciante dijo al artesano: -¿Sabes tocarlo? Y este respondió: -Sí.
Pues era diestro en ello. Entonces el comerciante le invitó:
-Ahí tienes el címbalo. Vamos a ver cómo lo tocas.
El artesano cogió el címbalo y sin más preámbulo el comerciante oyó la vibración exacta y el agudo tono. Embelesado seguía la música con la mano y la cabeza; y así atardeció.
Al ocaso el artesano pidió al comerciante:
-A ver, el jornal.
Y el comerciante le preguntó:
-¿Pues qué has hecho para ganarte el jornal?
Contestó:
-Lo que tú me has mandado. Yo me puse a jornal contigo y lo que decidiste que hiciera hice.
Y no cejó hasta cobrar los cien dirhemes; y la perla quedó sin perforar. 

Abdalá Benalmocaffa - Calila y Dimna