La perla perforada
Un comerciante que tenía una
valiosa perla contrató en cien dirhemes
a un hombre que se la perforara en la jornada y en su propio domicilio.
Ahora, en un lugar de la casa había un címbalo y el comerciante dijo al
artesano: -¿Sabes tocarlo? Y este respondió: -Sí.
Pues era diestro en ello. Entonces
el comerciante le invitó:
-Ahí tienes el címbalo. Vamos a
ver cómo lo tocas.
El artesano cogió el címbalo y
sin más preámbulo el comerciante oyó la vibración exacta y el agudo tono.
Embelesado seguía la música con la mano y la cabeza; y así atardeció.
Al ocaso el artesano pidió al
comerciante:
-A ver, el jornal.
Y el comerciante le preguntó:
-¿Pues
qué has hecho para ganarte el jornal?
Contestó:
-Lo que tú me has mandado. Yo me
puse a jornal contigo y lo que decidiste que hiciera hice.
Y no cejó hasta cobrar los cien
dirhemes; y la perla quedó sin perforar.
Abdalá Benalmocaffa - Calila y Dimna