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lunes, 10 de marzo de 2014

Santillana del Mar

              


Santillana del Mar es una de las localidades de mayor valor histórico-artístico de España y el principal foco de atención turística de Cantabria, lo que le convierte en uno de los lugares más visitados y atractivos de la región.
La villa alberga verdaderos tesoros arquitectónicos, siendo La Colegiata de Santa Juliana el edificio más representativo de Santillana del Mar y la joya más importante del románico en Cantabria.
Hablar de Santillana es hacerlo también de Las Cuevas de Altamira, calificada como la capilla Sixtina del arte rupestre, esta cueva contiene probablemente las pinturas prehistóricas más famosas del mundo.
La villa de Santillana del Mar es sede de una intensa actividad cultural, que se desarrolla durante todo el año en sus diferentes salas de exposiciones y museos.


La melancolía del viajero

A veces, los que vuelven de un largo viaje conservan para toda la vida una melancolía secreta, como de querer juntar en un solo sitio los encantos de todas las tierras recorridas.
La Odisea no nos hace asistir a los últimos días de Ulises. Cuando Ulises hubo recobrado sus playas y arrojado de su palacio a los pretendientes, dando así término a la gran empresa de su vida, ¿quién duda que se abrió a sus ojos una melancólica perspectiva de ocios y recuerdos, en las noches inacabables de Ítaca, junto a la afanosa rueca de Penélope? Se puede huir a la seducción de las sirenas, amarrándose bárbaramente al mástil. Pero ¿cómo olvidar después las canciones de las sirenas? Apenas ha reposado Ulises, y ya anuncia a su fiel Penélope que nuevos trabajos le reclaman: “Los dioses —le dice— me mandan recorrer todavía muchas ciudades, hasta que no encuentre la tierra de los hombres que ignoran el mar y que cocinan sin sal sus alimentos”. La larga ausencia y los trabajos habían quebrantado seguramente la gallardía de Ulises. Penélope tampoco era ya la que él había dejado, porque, con ser plaza inexpugnable, no había podido resistir al asalto de los años, comprobando la sentencia de Calderón:

que a lo fácil del tiempo
no hay conquista difícil.

Había cenizas en las inextintas ascuas del hogar. Ya no sabía Ulises qué desear más —como todo el que ha recorrido mucho mundo—: si el reposo o las aventuras. Hombre que ha perdido su centro, casi nunca vuelve a recobrarlo. ¡Ay! Los que viajan por mar y tierra han de tener un corazón hecho a todos los embates de la alegría y el duelo, y un ánimo de renunciamiento casi de santos. Temen regresar a sus playas, y las desean. No encuentran a la vuelta lo que habían dejado a la partida. Ya no saben dónde ha quedado la tierra y la casa que soñaban. En vano los consuela el poeta:

Heureux qui, comme Ulysse, a fait un beau voyage,
ou comme celui-là qui conquit la Toison,
et puis est retourné, plein d'usage et raison,
vivre entre ses parents le reste de son age.

Ulises tiene que seguir viajando, como piedra condenada a rodar. Él cuenta que los dioses lo mandan… Algunos hemos creído siempre que ya, Ulises, lo único que quiere es volver a la pecadora Isla de las Canciones.
(Alfonso Reyes)