anómalos, se juntan
con indolente asimetría:
un
tropel
de vestigios locuaces,
pendencieros, irresolutos,
lerdos.
He pugnado con ellos
Algunos llevan dentro
la ponderada prueba de mi
envidia,
los más el distintivo
incorregible de la
decepción.
Mi error fue abrir un día
un libro.
José Manuel Caballero Bonald