Viaje por España y Portugal (1494-1495)
Grandeza de la ciudad
Tiene la ciudad de Granada siete colinas y sus montes con los valles correspondientes, todos los cuales están habitados. La parte de enfrente de la Alhambra es, sin embargo, la mayor. La Alhambra, hacia el mediodía, tiene en la falda del monte otra ciudad que llaman la Antequeruela (Antiquirola), que hace unos ochenta años edificaron los prófugos de Antequera que se refugiaron en Granada, después que aquella ciudad de los sarracenos fue conquistada por los cristianos.
La llanura tiene a su alrededor muchas montañas. Hacia el norte está el Albaicín, otra ciudad fuera de las murallas antiguas de la verdadera ciudad de Granada. Tiene las calles tan estrechas y angostas, que las casas en su mayoría se tocan por la parte alta, y por lo general un asno no puede dejar paso a otro asno, como no sea en las calles más famosas, que tienen de anchura quizá cuatro o cinco codos, de manera que un caballo puede dejar paso a otro. Las casas de los sarracenos son en su mayoría tan reducidas -con pequeñas habitaciones, sucias en el exterior, muy limpias interiormente-, que apenas es creíble. Casi todas tienen conducciones de agua y cisternas. Las cañerías y acueductos suelen ser dos: unos para el agua clara potable; otros para sacar las suciedades, estiércoles, etc. Los sarracenos entienden de esto a la perfección. Hay abiertos en todas las calles canales para las aguas sucias, de manera que cada casa que no tiene cañerías por las dificultades del lugar, pueda arrojar durante la noche sus inmundicias en aquellos canales. No abundan las cloacas, y, sin embargo, los hombres son limpísimos.
En tierra de cristianos, una casa ocupa más espacio que cuatro o cinco casas de sarracenos. Por dentro son tan intrincadas y revueltas, que las creerías nidos de golondrinas. De aquí proviene que se diga que en Granada hay más de cien mil casas, como yo buenamente creo.
A los tres años le puso sitio, desde el mes de mayo hasta las calendas de enero; y los estrechó con tanta hambre, que se comieron los mulos, los perros, los caballos, los ratones y otros animales. Finalmente, el día 6 de enero del año de gracia de 1491 [1492] entró triunfalmente victorioso y fue proclamado rey en Granada. Al amanecer salieron en masa más de doscientos mil sarracenos con la pretensión de destrozar el ejército real, que entonces vendría a ser de unos cuarenta mil hombres. Pero al ver que repentinamente se oscurecía la luna, en la creencia de que se les presentaba un mal agüero, detuvieron sus pasos, y seguidamente, al faltarles las fuerzas, acabaron, como dije, por rendirse.
Jerónimo Münzer
El gran arquero
El emperador de Japón visitaba sus provincias. En una ciudad, en cuanto llegó, vio una diana y una flecha clavada exactamente en el medio de la diana.
Un poco más lejos, durante su visita, vio otra diana con otra flecha. Esta segunda flecha también estaba clavada en el centro exacto de la diana.
Y así varias veces. A la cuarta diana con un tiro perfecto, el emperador pidió conocer a tan extraordinario tirador.
-Oh no -le dijo un dignatario de la ciudad-, no vale la pena, es un idiota.
-¿Un idiota? Pero ¿cómo puede ser que un idiota tire con una puntería casi divina?
-Muy sencillo. Primero tira la flecha. Y después dibuja la diana a su alrededor.