Viaje por España y Portugal (1494 - 1495)
Llegamos por fin a Évora -donde entonces residía el rey- el 16 de noviembre.
Allí, fuera de la muralla, vimos en la iglesia de San Blas parte de la piel de una serpiente traída de Guinea de Etiopía, que era de treinta palmos de longitud y del grosor de un hombre, y que fue matada con flechas de fuego. La desollaron desde el cuello a la cola, y este trozo de piel está pintado con tan varios y bellos colores.
...digo que el principio del Oriente habitado está asaz cercano al fin del Occidente habitado: como indican los elefantes que hay muchos aquí en estos dos lugares, y también las cañas que la tormenta lanza de la playa de Oriente a las playas de las islas de los Azores. lugares, y también las cañas que la tormenta lanza de la playa de Oriente a las playas de las islas de los Azores, Son también innumerables -por así decir- , muy ciertos argumentos.
Por los cuales demostramientos se prueba por aquel mar en pocos días navegarse hacia Catay oriental, y no te engañen Alfragano y otros sin experiencia, los cuales dijeron que solamente una cuarta parte de la tierra estaba descubierta del mar, y la tierra siguiente en sus tres partes estaba anegada bajo el mar, porque en las cosas que pertenecen al habitamiento de la tierra mas se ha de creer en la experiencia y en las historias probadas que en las imaginaciones fantásticas. Porque cierto sabes que muchos autorizados astrónomos negaron haber algún habitamiento bajos los trópicos y equinoccios. Las cuales cosas tú mostraste ser vanas y falsas por tu experiencia. No cabe duda que la tierra no está anegada bajo el mar, mas por el contrario el mar está inmerso. Y lo mismo la redondez orbicular de ella.
Abundan también para ti las abastanzas y riquezas, y están contigo marineros muy sabios, los cuales asimismo desean ganar inmortalidad y gloria. ¡Oh, cuánta gloria alcanzarás si hicieres al Oriente habitado ser conocido por tu Occidente, y también cuánto provecho te darán los comercios, que incluso harás a las islas de Oriente tributarias, y muchas veces los reyes maravillados se someterán muy fácilmente a tu señorío! Ya te alaban como gran príncipe los alemanes e itálicos, y los rutenos, apolonios, escitas, y los que moran bajo la estrella del polo ártico: como al gran duque de Moscovia, que no hace muchos años que debajo de la sequedad de la dicha estrella fue nuevamente sabida la grande isla de Grulanda [Groenlandia], que corre por costa trescientas leguas, en la cual hay grandísimo habitamiento de gente del dicho señorío del dicho señor duque.
Mas si esta expedición llevas a cabo, te alabarán como a un dios, como a otro Hércules. Y tendrás también, si te place, para este viaje como compañero enviado por nuestro rey Maximiliano al señor Martín de Bohemia, singularmente para cumplir esto, y otros muy muchos marineros sabedores que navegarán la anchura del mar, tomando el camino desde las islas de los Azores por su industria, por cuadrante, cilindro y astrolabio y otros ingenios; donde ni frío ni calma los enojará, sino que navegarán a la playa oriental bajo una temperanza muy templada del aire, y del mar.
Muchos infinitos argumentos hay por los cuales tu majestad puede ser estimada. Pero de que sirve espolear a quien corre. Y tú mismo eres tal: que todas las cosas con tu industria por ti una a una examinas, y por tanto escribir muchas cosas sobre esto es impedir a quien corte que llegue al cabo. El Todopoderoso te conserve en tu propósito y cumplido el camino del mar, por tus caballeros seas celebrado con la inmortalidad. Vale.
Jerónimo Münzer
El sastre
El sastre anotó la última medida en su bloc, enrolló la cinta métrica y preguntó:
-¿Desea un traje con un lado o con dos lados?
-¿Quiere decir normal o reversible?
-No. Pregunto si desea un traje corriente, de un tejido con dos lados, o un traje extra, de un tejido que se ve sólo por un lado.
-¿Cómo... se ve...?
-Sí, un traje que sólo tiene un lado.
-¿Y el otro?
-El otro no existe.
Le miré con más atención. Era un vulgar sastre. Mediocre, pueblerino, introvertido y melancólico, sin horizontes. Y de repente una cosa así...
-¿El traje con un solo lado será más barato? -pregunté, más que por saber el precio, por no dejar ver mi estupefacción. El sastre lo había dicho con mucha seriedad, como si se tratara de algo evidente que no debería sorprenderme. Pero tal vez no fuera más que una broma.
-No, más caro, por supuesto.
-¿Por qué? Dos lados son más que uno.
-Pero un lado está mucho mejor que dos.
-¿Por qué mejor?
-Porque con uno no hay dudas. Hay uno solo y ya está. Y con dos siempre hay problemas.
-¿Qué problemas?
-¿Nunca le ha pasado que se ha puesto algo al revés?
-Sí, pero ¿qué problema hay en eso?
-Hombre, que usted se encuentra entonces en el otro lado.
-Pues basta con quitarse la prenda y ponérsela del otro lado.
-Exactamente. Y entonces está usted de nuevo en el otro lado. Si no está en un lado, está en el otro, o al revés. Y con un traje con un solo lado esto no le puede ocurrir.
-Pero en cualquier caso también estoy en algún lado de este único lado.
-No, porque este único lado sólo tiene un lado. En el otro lado no hay ningún lado, así que no puede estar allí.
-Pero, entonces, si estoy en el lado que no existe, ¿dónde estoy?
-En ninguna parte, por supuesto. Pero eso vale dinero.
-¿Mucho?
El sastre miró el bloc, multiplicó unas cifras y sumó los resultados.
-Tanto como esto -dijo, acercándome el bloc e indicándome la suma con la punta del lápiz.
-¡Dios mío! -exclamé-. ¿Quién se lo puede permitir?
-Nadie -dijo el sastre y cerró el bloc-. Entonces, ¿en qué quedamos?
-Hágalo normal.
Slawomir Mrozek