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lunes, 30 de noviembre de 2015

El Gegant Romá de Sau



El ciervo enano de Borneo

Kanchil, el ciervo enano, el más pequeño de todos los ciervos, apenas es más grande que un conejo. En Indonesia, se ha convertido en el animal favorito, por ser tan delicado, tan gracioso de movimientos, tan raudo y tan pequeño, y acaso aun más por su gran inteligencia. En Indonesia existen muchas historias sobre la agudeza del ciervo enano.
Ocurrió una vez que el Rey Tigre de Java, una de las islas indonesias, decidió que los animales de la isla de Borneo debían rendirle tributo y enviar comida a Java, Así, pues, el Rey Tigre de Java envió a tres de sus tigres de confianza a la isla de Borneo con el fin de ponerse de acuerdo con el Rey de Borneo para que enviara alimentos a Java a fin de que él pudiese comer.
Cuando los tres tigres llegaron a Borneo, se encontraban muy cansados y acalorados debido a su largo viaje por mar. Se sentaron a la sombra, en la selva, para refrescarse. Entonces, vieron un ciervo muy pequeño. Era Kanchil.
"¿Dónde está tu Rey? -preguntaron-. Tenemos un mensaje para él." "Estáis muy cansados y acalorados, mis señores. Os ruego que me deis el mensaje y yo os traeré la respuesta", dijo Kanchil, que era muy curioso y quería enterarse del mensaje. Los tres tigres estaban tan cansados que aceptaron la propuesta de Kanchil mientras ellos descansaban, "Nuestro Rey, el poderoso Tigre de Java, ordena a vuestro Rey que le envíe todos los meses un gran tributo de comida, especialmente carne -dijeron los tigres-. Si vuestro Rey se niega, desencadenaremos una sangrienta guerra, Y ganaremos nosotros porque somos muy poderosos." Dieron a Kanchil uno de los bigotes de su Rey para presentárselo al Rey de Borneo y pudiese comprobar lo poderoso que era el Rey Tigre. "Se 1o arrancó el mismo de su Real Rostro", dijeron con veneración mientras entregaban el bigote al pequeño venado enano.
Kanchil se alejó de un salto, llevando el bigote entre las fauces y pensando mientras corría:
"Dijeron carne. Yo soy carne y también la mayoría de mis amigos. Esto quiere decir que se nos comerán los tigres. He de hacer algo para salvarlos de los tigres de Java, pero, ¿qué cosa?" Mientras saltaba por el bosque Kanchil, se encontró con Jamajojo, su amigo el puerco espín. Al verlo, a Kanchil se le ocurrió una idea. Deteniéndose en el aire a mitad de un salto, se dejó caer junto al puerco espín: "Jamojojo, amigo mío, ¿quieres salvar a Borneo?, -preguntó-. Si así lo quieres, dame rápidamente tu púa mas larga y grande. No hagas preguntas, ya te lo explicaré después. ¡Ahora, tengo mucha prisa!" Jamojojo, complaciente, se arrancó su mejor púa y se la entregó a Kanchil. 
Con la púa entre los dientes, Kanchil trotó de nuevo hacia el lugar en el que estaban esperándole los tres tigres, "Has tardado mucho", gruñeron.
He tenido que esperar a que mi señor, el Rey despertara de su siesta. Puede ponerse muy furioso, y su furia, como su fuerza es terrible", dijo Kanchil. "Bien, bien -rezongaron los tigres-, ¿Cuál es su respuesta? ¿Nos enviará el tributo o tendremos que venir aquí a luchar?
"Mi señor, el Rey, dice que se sentiría complacido en sostener una buena lucha -dijo Kanchil-. En realidad hace ya mucho tiempo que no ha tenido ocasión de luchar con un buen enemigo, Es tan poderoso, que ha triunfado sobre todos sus demás enemigos de estos alrededores, incluido Hati, el elefante feroz. Así, pues, invita a vuestro Rey a que acuda para pelear en buena lid". Luego dio la púa de Jamojojo a los tres tigres. "Este es un bigote que él mismo ha arrancado de su Real Rostro, como prueba de su deseo de luchar. Ved lo largo, afilado y fuerte que es. Estad seguros de entregarlo a vuestro amo con el mensaje de nuestro Rey", dijo Kanchil.
Aquellos tres tigres jamás habían visto un bigote semejante. Empezaron a sentirse muy nerviosos ante la posibilidad de que al Rey de Borneo se le ocurriera acudir a luchar desde aquel mismo instante, ya que, con semejantes bigotes, debía ser mucho más fuerte que cualquier tigre. Así, pues, se despidieron apresuradamente de Kanchil, llevando con ellos el bigote y regresaron de nuevo a Java lo más aprisa que pudieron.
Cuando el Rey Tigre de Java escuchó el mensaje que había enviado Kanchil y, sobre todo, al ver la púa de Jamojojo, decidió que sería preferible no ir a luchar con el Rey de Borneo y buscar tributos de comida en cualquier otra parte. Ningún tigre de Java se atrevió jamás a volver a Borneo.
Y por eso Borneo es la única isla grande de Indonesia donde no hay tigres.