El pozo
Mi hermano Alberto cayó al pozo
cuando tenía cinco años. Fue una de esas tragedias familiares que sólo alivian
el tiempo y la circunstancia de la familia numerosa. Veinte años después mi
hermano Eloy sacaba agua un día de aquel pozo al que nadie jamás había vuelto a
asomarse. En el caldero descubrió una pequeña botella con un papel en el
interior. "Este es un mundo como otro cualquiera", decía el mensaje.
(Luis Mateo Díez)
(Cuando yo era un niño en el pueblo había muy pocos teléfonos. Decías: "Ponme con la casa de Fulanito". Y "las de la centralita" ya sabían. En este blog hay muy pocos lectores y nos podemos permitir no decir el nombre de a quién va dedicada esta página. Decimos: "A nuestra lectora más fiel". Y "las de la centralita" ya saben.)