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miércoles, 1 de enero de 2014

Follas Novas (4)



Librería Follas Novas estrena el año con nuevos marcapáginas. Todo un regalo. Gracias.

           

Una vez en Cospeito, lugar de la provincia gallega de Lugo, hubo una población denominada ‘Beria’. 
La leyenda nos cuenta que, cuando Nuestra Señora andaba por este mundo, cierto día llegó a la ciudad de ‘Beria’ y se quedó perpleja al comprobar que en la misma no existía ningún templo o iglesia destinada a la oración, a fin de que los cristianos sintieran la comunicación sagrada con su Dios. “¿Cómo será posible todo esto?”, se preguntaba la Virgen. Y entonces se percató de que una mujercita miraba hacia ella, también asombrada: “¿La Señora no es de esta ciudad?”. “No. Vengo de tierras muy lejanas. Dígame, ‘mulleriña’, ¿no hay ninguna iglesia aquí?”. “No hay, Señora, todos sus moradores son gentiles, adoran figuras de palo o de piedra, de las cuales la más poderosa dicen que es la que nombran ‘Baal’, que debieron traerla de tierras de ‘mouros’. Ellos traían lienzos multicolores y joyas para comerciar. Esas gentes se divertían y bailaban y se emborrachaban, pervirtiendo incluso a las honestas personas”.
“Ay, Jesús! ¿Y cómo puede ser semejante cosa?”, inquirió Nuestra Señora. “Porque nadie desea ponerse a mal con aquellos que rigen en la ciudad”, dicen que expresó la ‘mulleriña’. Y agregó: “Unos porque se enriquecen; otros porque viven alegremente y sin grandes esfuerzos, dejándose ir así por sus vidas. Y los pobres… nada somos capaces de hacer contra los más ricos y potentes. De manera que todas las buenas personas se van marchando de acá. Y la perdición va acrecentándose día tras día”.
Y Nuestra Señora, al escuchar tales palabras de labios de la ‘mulleriña’ gallega, habló así: “¡Pues que se hunda la ciudad que semejante cosa hace y consiente! ¡Que las aguas del cielo inunden casas y huertas y gentes, y que jamás sean capaces de habitar aquí, en este mismo paraje, cristianos, para que no puedan contagiarse de tamaña perversidad!”.
Aún no bien acabara de decir esto, cuando comenzó a llover y llover tan torrencialmente que la ciudad quedó sumergida –“asolagada”, como decían en lengua gallega– en escasísimo tiempo y ya para siempre.
Esta narración titulada ‘La ciudad sumergida’ la incorpora el literato y gramático Leandro Carré Alvarellos en el conjunto de su reconocida obra Las leyendas tradicionales gallegas, Espasa-Calpe.