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miércoles, 22 de mayo de 2019

Thyssen - Beckmann



Historia (5)

126. Los sacerdotes me contaron que Quéops en su maldad fue tan allá que necesitó dinero e instaló a su hija en un burdel e hizo que ella le proporcionara tanto dinero como le fuera posible. Sin embargo, no me dijeron la suma recaudada. La hija facilitó a su padre el dinero que éste necesitaba: fue idea suya personal dejar allí recuerdo de ella. Y pidió a todos los que acudían como clientes que le regalaran una piedra para estas obras. Y me aclararon que con estas piedras se levantó la pirámide que está en medio de las tres, ante la gran pirámide; cada lado de esta pirámide tiene unas dimensiones de un pletro y medio.

99. Pero otros indios, que viven más hacia oriente, son nómadas. Comen carne cruda, se llaman los padeos. Se dice de ellos que tienen estas costumbres: matan a sus conciudadanos, tanto si son hombres como mujeres, cuando éstos caen enfermos. Los hombres que normalmente tratan más al que ha caído enfermo lo matan. Dicen que si la enfermedad le devora, sus carnes se echan a perder. Incluso si el afectado niega estar enfermo, le matan sin piedad, y se dan un banquete. En el caso de que la enfermedad afecte a una mujer, las mujeres más allegadas a ella hacen lo mismo que los hombres. Desde luego, sacrifican y devoran a los que llegan a envejecer. Naturalmente, son pocos los que llegan a viejos, pues se adelantan a matar a cualquiera que les caiga enfermo.

42. Yo me maravillo de que se distingan tres partes de la tierra, Libia, Asia y Europa: sus extensiones son distintas. Europa es tan larga como las otras dos juntas, y es evidente que en cuanto a anchura éstas son todavía menos comparables con Europa. Libia está en todo su perímetro rodeada de mar, exceptuando, naturalmente, aquella parte en la que toca Asia. Por lo que sabemos, el rey Neco de Egipto fue el primero que lo demostró, pues cuando detuvo la excavación de aquel canal que debía abrirse desde el río Nilo hasta el golfo Arábigo, envió una flota de fenicios con el encargo de que se hicieran con las Columnas de Heracles, o sea, de regresar a Egipto a través del mar Mediterráneo. Los fenicios navegaron por el mar Rojo en dirección sur. Cuando llegó el otoño desembarcaron, cultivaron las tierras en el lugar de Libia en que precisamente se encontraban y esperaron la época de la cosecha. Una vez realizada ésta prosiguieron su navegación. Navegaron durante dos años y en el tercero doblaron desde las Columnas de Heracles hacia el sur y llegaron a Egipto. Narraron (lo que yo no creo, pero quizás a alguien le resulte creíble) que durante la circunvalación habían tenido el sol a la derecha.

43. Así se exploró por primera vez esta ruta, y posteriormente los cartagineses la confirmaron. Sataspes, es bien cierto, un hombre aqueménida hijo de Teaspis, no dio navegando la vuelta a Libia, que era precisamente el fin a que le habían enviado: le asustaron la gran duración del viaje y el desierto, y dio marcha atrás, sin llevar a buen término la hazaña que le había encargado su madre. Ocurrió que había seducido a una doncella hija de Zópiro, hijo éste de Megabizo. Por este delito, el rey Jerjes iba a mandar que le empalaran, pero la madre de Sataspes, hermana de Darío, solicitó gracia para él, asegurando que ella misma le impondría un castigo más duro que el del rey: le haría circunnavegar Libia, y en esta circunvalación llegar hasta el golfo Arábigo. Jerjes accedió con esta condición, y Sataspes llegó a Egipto. Luego que allí fletó una nave con su tripulación, desde Egipto se hizo a la mar en dirección a las Columnas de Heracles. Cuando las hubo rebasado y hubo doblado el cabo de Libia llamado Solunte navegó hacia el sur. Durante muchos meses recorrió un gran espacio de mar, pero al cabo dio la vuelta, porque la empresa le exigía un recorrido cada vez más largo. Y regresó a Egipto. Cuando llegó a presencia del rey Jerjes le dio su información, le explicó que en el punto más lejano de su viaje había costeado el país de unos hombres enanos cuyos vestidos estaban confeccionados con hojas de palmera. Y así que con su nave llegaron a la playa, estos hombres abandonaron su ciudad y huyeron a los montes. Y ellos cuando entraron allí no les causaron ningún daño, sólo se quedaron con unas ovejas. Y alegó este motivo como causa de no haber circunvalado totalmente Libia: su nave ya no podía en modo alguno seguir adelante, sino que les quedaba retenida. Jerjes no creyó que le dijera la verdad, y, puesto que no había realizado la misión encomendada, lo mandó empalar, y con ello revalidó el primer castigo.

Heródoto