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martes, 28 de abril de 2015

AECC



El comerciante y el ladrón

Dicen que hubo un comerciante que tenía mucho dinero y muchos haberes y estaba casado con una bella mujer. Y hete aquí que un ladrón saltó la cerca de la casa de este comerciante, entró y se le encontró a él dormido y a su mujer despierta. Al ver al ladrón se espantó ésta, dio un brinco y se apretó contra el marido, abrazándole, cosa que él deseaba que en alguna ocasión ocurriera, pues ella no le quería. Al sentirse así estrechado despertó y dijo:
-¿De dónde a mí tanto gusto?
Y en esto vio al ladrón, al que dijo:
-Oye, ladrón, eres libre de llevarte el dinero y los haberes que hayas cogido, porque tuyo es el mérito de que mi esposa se haya decidido a abrazarme. 

Calila y Dimna