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jueves, 15 de mayo de 2014

Matbc - Museu Arxiu Tomás Balvey (2) - El Follet Verdet (El Duende Verde)



El Follet Verdet es una figura imaginaria que, con una historia que empieza hace más de 4.000 años, fue creado por la ilustradora María Vidal en 2006 que presentó un personaje curioso y travieso, con una cabeza llena de plantas medicinales, como las del jardín del Museo, y que utiliza para hacer pócimas y jarabes como los antiguos de la farmacia Balvey. Gustosamente se ha quedado a vivir en el Museo de Cardedeu, por ser amigo personal de Tomás Balvey. Y ahora aburrido de estar solo, ha querido hacer nuevos amigos y explicar sus historias.
Estas publicaciones forman parte de la colección de cuentos “Historias de la Historia del Follet Verdet”. Los marcapáginas expuestos corresponden a cada uno de los títulos de la colección.
El Follet Verdet en el Dolmen de Pins Roser
El Follet Verdet a la corte del Rey En Jaume 
El Follet Verdet en la batalla de Cardedeu
El Follet Verdet y Tomàs Balvey, coleccionista.
El Follet Verdet y los gigantes de Cardedeu.
El Follet Verdet en la villa romana del Pla de les Parets.

Los tontos de Chelm y la carpa estúpida

En Chelm, una ciudad de necios, todas las amas de casa compraban pescado para el Sabbat. Los ricos compraban pescados grandes y los pobres, pequeños. Los adquirían los jueves, los limpiaban, los troceaban, y el viernes preparaban pescado relleno y el sábado se lo comían.
Un jueves por la mañana se abrió la puerta de la casa del jefe de la comunidad de Chelm, Gronam Buey, y entró Zeinvel Corto con un cubo lleno de agua. Dentro había una voluminosa carpa viva.
-¿Qué es esto? -preguntó Gronam.
-Un regalo para ti de parte de los sabios de Chelm -dijo Zeinvel-. Es la carpa más grande jamás pescada en el lago de Chelm y entre todos hemos decidido ofrecértela en prueba de nuestro respeto por tu gran sabiduría.
-Muchas gracias -replicó Gronam Buey-. Mi esposa, Yente Pesha, estará encantada. Tanto a ella como a mí nos gusta mucho la carpa. Leí en un libro que comer sesos de carpa aumenta  la sabiduría, y aunque nosotros en Chelm somos inmensamente inteligentes, nunca vendrá mal mejorar un poco. Pero déjame mirarla de cerca. Me han dicho que el tamaño de la cola de la carpa refleja el volumen de su cerebro.
Era bien sabido que Gronam Buey era miope, y cuando se inclinó sobre el cubo para ver mejor la cola de la carpa, ésta hizo algo que probó que no era tan lista como creía Gronam. Levantó la cola y le dio a Gronam un coletazo en plena cara.
Gronam Buey quedó atónito.
-Nunca antes me había sucedido algo parecido -exclamó-. No puedo creer que hayan atrapado esta carpa en el lago de Chelm. Una carpa de Chelm sería más sensata.
-Es el pez más perverso que he visto en mi vida -aprobó Zeinvel Corto.
Aun cuando Chelm es una ciudad grande, las novedades se propagan rápidamente. Al instante, todos los demás sabios de Chelm se presentaron en casa de su jefe, Gronam Buey. Llegaron Treitel Tonto y Sender Asno, Shmendrick Necio y Lelo Lekisch. Gronam Buey estaba diciendo:
-No comeré de este pez el Sabbat. Esta carpa es tonta y además maligna. Si la como, podría volverme tonto en vez de aumentar mi inteligencia.
-¿Y qué hago con ella? -preguntó Zeinvel Corto.
Gronam se puso el dedo en la frente, señal de estar haciendo un gran esfuerzo mental. Transcurridos unos momentos exclamó:
-Ningún hombre ni animal de Chelm puede abofetear a Gronam Buey. Este pez deberá ser castigado.
-¿Y qué clase de castigo le impondremos? -preguntó Treitel Tonto-. De cualquier modo, todos los peces se pescan y no la podemos matar dos veces.
-No se le debería dar muerte de la misma forma que a los demás peces -dijo Sender Asno-. Debería morir de un modo diferente para demostrar que nadie puede golpear a nuestro bienamado sabio, Gronam Buey, y quedar impune.
-¿Qué clase de muerte? -se preguntó Shmendrick Necio-. ¿Tal vez deberíamos meterla en la cárcel?
-En Chelm no hay una cárcel que sirva para peces -dijo Zeinvel Corto-. Y construir una especial tardaría mucho.
-Tal vez deberíamos ahorcarla -sugirió Lelo Lekisch.
-¿Y cómo se ahorca a una carpa? -quiso saber Sender Asno-. Una criatura solamente se ahorca al colgarla del cuello, pero, puesto que una carpa no tiene cuello, ¿cómo la colgaríais?
-Mi consejo es que sea arrojada viva a los perros -dijo Treitel Tonto.
-No resultaría -replicó Gronam Buey-. En Chelm, nuestros perros son inteligentes, pero a la vez obedientes, y si comen de esta carpa pueden volverse tan estúpidos y perversos como ella.
-¿Y qué haremos entonces? -preguntaron a coro los sabios.
-Este caso requiere una larga reflexión -decidió Gronam Buey-. Dejaremos la carpa en el cubo y meditaremos sobre el caso todo el tiempo que sea necesario. Siendo el hombre más sabio de Chelm, no puedo permitirme dar una sentencia que no cause la admiración de todos los chelmitas.
-Si la carpa queda en el cubo durante mucho tiempo podría morir -replicó Zeinvel Corto, que había sido pescadero-. Para mantenerla con vida debemos ponerla en un barreño grande, y habrá que cambiarle el agua con frecuencia. También habrá que alimentarla adecuadamente.
-Tienes razón, Zeinvel -le dijo Gronam Buey-. Ve a buscar el barreño más grande de Chelm y cuida que la carpa se mantenga viva y en buena salud hasta el día del juicio. Cuando haya tomado una decisión, te lo haré saber.
Desde luego las palabras de Gronam Buey eran ley en Chelm. Los cinco sabios buscaron y encontraron un gran barreño, lo llenaran de agua y pusieron en él a la carpa delincuente, añadiendo algunas migas de pan, Challah, y otras golosinas que pueden gustar a una carpa. Shlemiel, el guardaespaldas de Gronam, fue puesto de guardia junto a la bañera para asegurarse de que ninguna codiciosa ama de casa chelmita se apoderase de la carpa prisionera para hacer pescado relleno.
Pero sucedió que Gronam Buey tenía otras muchas decisiones que tomar y la sentencia se postergó una y otra vez. La carpa no parecía impacientarse. Comía, nadaba en el barreño, se puso todavía más gorda, sin darse cuenta de que una severa sentencia pendía sobre su cabeza. Shlemiel cambiaba el agua con frecuencia, pues le habían dicho que si la carpa moría sería un acto de desacato a Gronam Buey y a la Corte de justicia de Chelm. Yukel, el aguador, ganó unos céntimos extra cada día trayendo agua para la carpa. Algunos de los chelmitas que se oponían a Gronam divulgaron el rumor de que Gronam simplemente no podía dar con el castigo adecuado para la carpa y que estaba esperando a que muriera de muerte natural. Pero, como siempre, iban a sufrir un gran desengaño. Una mañana, unos seis meses después, se dio a conocer la sentencia y, al saberse, Chelm quedó perpleja. La carpa sería ahogada.
Gronam Buey había pensado muchas sentencias inteligentes con anterioridad, pero ninguna tan brillante como ésta. Hasta sus enemigos se asombraron de su sagaz veredicto. Ser ahogada es exactamente la clase de muerte adecuada para una carpa despreciable, poseedora de una gran cola y muy poco seso.
Ese día, toda la comunidad de Chelm se reunió junto al lago para presenciar la ejecución de la sentencia. La carpa, que casi había doblado su tamaño, fue llevada al lago en el mismo carro en que llevaban al cadalso a los peores criminales. Sonaban los tambores. Las trompetas sonaban. El verdugo de Chelm alzó la pesada carpa, lanzándola al lago con un fuerte chapuzón.
Los chelmitas lanzaron sonoros gritos:
-¡Muera la carpa traicionera! ¡Larga vida para Gronam Buey! ¡Hurra!
Gronam fue alzado en hombros por sus admiradores y llevado a casa entre cánticos de alabanza. Algunas mozas de Chelm le lanzaban una lluvia de flores. Hasta Yente Pesha, su mujer, que frecuentemente criticaba a Gronam, atreviéndose a llamarlo necio, parecía impresionada por la gran inteligencia de su marido.
En Chelm, como en todas partes, había envidiosos que encontraban defectos en todo, y comenzaron a decir que no había ninguna prueba de que la carpa se hubiera ahogado realmente. ¿Por qué iba a ahogarse una carpa en el agua de un lago? Mientras cada viernes morían cientos de peces inocentes, decían, la carpa estúpida vivía cómodamente del dinero de los contribuyentes, al haber sido devuelta sana y salva al lago, donde estaría riéndose de la justicia de Chelm.
Pero sólo unos pocos prestaban oídos a estas palabras malintencionadas. Señalaban que pasaban los meses y que nunca habían vuelto a coger la carpa, señal segura de que había muerto. También es cierto que la carpa podía haber decidido ser prudente y evitar las redes de los pescadores. Pero una carpa estúpida, que había golpeado en la cara a Gronam Buey, ¿cómo iba a ser tan lista?
Por lo que pudiera suceder y para asegurarse, los sabios de Chelm publicaron un decreto que decía que, si la carpa perversa se había negado a ahogarse y era cogida de nuevo, se construiría para ella una cárcel especial, una piscina donde permanecería prisionera por el resto de sus días.
Imprimieron el decreto en letras mayúsculas y fue publicado en el Boletín Oficial de Chelm, firmado por Gronam Buey y sus cinco sabios: Treitel Tonto, Sender Asno, Shmendrick Necio, Zeinvel Corto y Lelo Lekisch.

(Isaac Basehevis Singer)