Mañana se celebra en Vilanova la 2ª Fira Infantil "Conte va! Va de contes!". Y uno se siente orgulloso de pertenecer a esta sociedad, la vilanovina, que cada año se apiña para organizar esta gran fiesta de la literatura infantil y juvenil.
Durante toda la jornada se programan diversas actividades en torno al mundo del cuento, talleres, muestras, exposiciones, lectura de cuentos, espectáculos, venta de libros y artículos relacionados.
Es por ello que Marcapaginasporuntubo quiere participar desde aquí y dedicar esta entrada a Jaume Sendra y, por extensión, a todo el pueblo vilanoví que va, vamos, a disfrutar de Conte va! Va de contes!
En el cual Puh y Porquete salen a
cazar y casi atrapan un Frusbo
Porquete vivía en una gran casa
en mitad de un haya y el haya estaba en mitad del Bosque y Porquete vivía en
mitad de la casa. Al lado de la casa había un tablero roto en el que podía
leerse: COTO P. Cuando Christopher Robin preguntó a Porquete lo que significaba,
éste le respondió que era el nombre de su abuelo y que el tablero había
pertenecido a la familia desde siempre. Christopher Robin dijo que nadie podía
llamarse Coto P. y Porquete dijo que sí se podía, porque su abuelo se llamaba
así y era una abreviatura de Coto Primi, que a su vez era una abreviatura de
Coto Primitivo. Y su abuelo había tenido dos nombres, por si perdía uno. Coto
por un tío suyo y Primitivo por causas ajenas a su voluntad.
-Yo también tengo dos nombres
-dijo Christopher Robin.
-¿Lo ves? Eso lo demuestra -dijo
Porquete.
Un soleado día de invierno,
mientras Porquete quitaba la nieve de delante de su casa, levantó la cabeza y
vio a Winny de Puh. Puh caminaba en círculo, completamente distraído, y, cuando
Porquete le llamó, Puh siguió caminando.
-¡Hola! -dijo Porquete-. ¿Qué
haces?
-Cazar -dijo Puh.
-Cazar, ¿qué?
-Estoy siguiendo una huella -dijo
Winny de Puh con aire de misterio.
-¿Una huella de qué? -dijo
Porquete acercándose.
-Eso es justamente lo que me
pregunto. Me pregunto: ¿una huella de qué?
-¿Qué crees que te contestarás?
-Tendré que esperar hasta que lo
cace -dijo Winny de Puh-. Mira aquí -señaló al suelo delante de ellos-. ¿Qué
ves?
-Huellas -dijo Porquete-. Marcas
de zarpa. -Dio un gritito de emoción-. ¡Oh, Puh! ¿Crees que es un... un… un...
Frusbo?
-Pudiera ser -dijo Puh-. Unas
veces es y otras no es. Nunca se sabe con las huellas.
Con estas pocas palabras siguió
rastreando, y Porquete, después de observarlo un par de minutos, corrió tras él.
Winny de Puh se había parado de repente y estaba inclinado sobre las huellas
con cara de asombro.
-¿Qué pasa? -preguntó Porquete.
-Es curioso -dijo Puh-, pero
ahora parece que hay dos animales. Este lo-que-sea se ha encontrado ahora con
otro lo-que-sea y los dos van ahora caminando juntos. ¿Te importaría venir
conmigo, Porquete, por si resulta que son Animales Hostiles?
Porquete se rascó la oreja de
forma delicada y dijo que no tenía nada que hacer hasta el viernes y que estaba
encantado de ir con Puh, por si realmente se trataba de un Frusbo.
-Querrás decir dos Frusbos -dijo
Winny de Puh, y Porquete dijo que de todas maneras no tenía nada que hacer
hasta el viernes, así que se fueron juntos.
Había allí mismo un bosquecillo
de alerces y daba la sensación de que los dos Frusbos (si es que eran Frusbos)
habían estado dando vueltas alrededor de aquel bosquecillo; por lo tanto, Puh y
Porquete se pusieron a dar vueltas por el mismo sitio, rastreando sus huellas.
Porquete mataba el tiempo
contándole a Puh lo que su abuelo, Coto P., había hecho para curarse las
Agujetas Producidas por Rastreo de Huellas y de cómo su abuelo, Coto P., había
sufrido en su vejez Dificultades Respiratorias, y otros asuntos de interés
general. Mientras le escuchaba, Puh se iba preguntando cómo sería un Abuelo, y
si no resultaría que lo que ahora estaban siguiendo eran las huellas de Dos
Abuelos, y, si así fuera, si podría llevarse uno a casa y amaestrarlo, y lo que
diría Christopher Robin... y, mientras tanto, allí seguían las huellas frente a
sus narices.
De pronto Winny de Puh se paró en
seco y señaló al suelo:
-¡Mira!
-¿Qué? -dijo Porquete dando un
brinco, y luego, para demostrar que no se había asustado, dio dos o tres
brincos más, poniendo cara de hacer gimnasia.
-¡Las huellas! -dijo Puh-. Ha
aparecido un tercer animal.
-¡Puh! -chilló Porquete-. ¿Crees
que será otro Frusbo?
-No -dijo Puh-, porque las
huellas son distintas. Pueden ser, por ejemplo, dos Frusbos y un Frisbo. Vamos
a seguir tras ellos.
Así que continuaron dando
vueltas, un poco nerviosos ya, pensando que los tres animales que estaban
siguiendo pudieran albergar Intenciones Hostiles. Porquete hubiera dado la pata
derecha porque su abuelo C. P. estuviera allí, y Puh pensaba qué estupendo
sería encontrarse ahora con Christopher Robin; no por nada, sino porque hacía
mucho que no se veían.
De repente, Winny de Puh volvió a
pararse en seco y se pasó la lengua por el hocico, sin duda para refrescarse
porque había empezado a sudar muchísimo: ¡Ahora había huellas de cuatro
animales!
-¿Lo ves, Porquete? ¡Mira las
marcas! Tres, como si dijéramos, Frusbos y un, por ejemplo, Frisbo. ¡Se les ha
unido otro Frusbo! Y así parecía. Allí estaban las huellas; cruzándose en
algunos trechos y algo confusas en otros, pero muy claras en general: huellas
de cuatro pares de zarpas.
-Me parece -dijo Porquete después
de lamer él también la punta de su hocico y descubrir que eso no le consolaba
nada-, me parece que me acabo de acordar de una cosa. Me acabo de acordar de
una cosa que se me olvidó hacer ayer y que no podré hacer mañana. De modo que
me voy a ir a hacerla ahora mismo.
-Podemos hacerla juntos esta
tarde; yo te ayudo.
-No es la clase de cosa que se
puede hacer por la tarde -dijo Porquete rápidamente-. Es una cosa mañanera, que
hay que hacer especialmente por las mañanas y, a ser posible, antes de las...
¿qué hora es ahora?
-Alrededor de las doce -dijo
Winny de Puh, mirando al Sol.
-Pues, como te decía, entre las
doce y las doce y cinco. Así que, si me disculpas, Puh... ¿Qué es eso?
Puh miró hacia arriba y luego,
cuando oyó el silbido otra vez, se fijó en las ramas de un roble grande; allí
descubrió a un viejo amigo.
-Es Christopher Robin -dijo.
-Ah, entonces no tienes problemas
-dijo Porquete-. Con él estarás totalmente a
salvo. Adiós -y salió corriendo hacia su casa, muy contento de verse Fuera de
Peligro.
Christopher Robin bajó del árbol
con mucho cuidado.
-Oso tontorrón -dijo-, ¿qué
estarás haciendo? Primero das la vuelta a los alerces tú solo dos veces,
después Porquete va detrás de ti y volvéis a dar la vuelta a los alerces hasta
cuatro veces...
-Un momento -dijo Winny de Puh,
levantando la mano.
Se sentó y se puso a pensar de la
forma más pensativa posible. Luego colocó su zarpa sobre una de las huellas...
luego se rascó dos veces la nariz y se levantó.
-Sí -dijo Winny de Puh.
-Ya veo -dijo Winny de Puh.
-He sido Crédulo y Estúpido
-dijo-, y soy un Oso sin Pizca de Cerebro.
-Eres el Mejor Oso del Mundo
-dijo Christopher Robin para consolarle.
-¿De verdad? -preguntó Puh
esperanzado.
Y de repente se animó.
-De todos modos -dijo-, es casi
la hora de comer.