El león y el conejo
Dicen que había un león en un territorio con muchas aguas y pastos. En aquel territorio había también tantos animales como aguas y prados, pero no los aprovechaban porque temían al león. Por eso se reunieron, se presentaron al león y le dijeron:
-Para conseguir la presa tienes que cansarte y fatigarte. Nosotros venimos a exponerte una idea que a ti te procurará beneficio y a nosotros seguridad. Si tú nos prometieras respetarnos y no aterrorizarnos te enviaríamos una presa cada día a la hora del almuerzo.
Al león le satisfizo aquello, y los animales cerraron el trato con el león y empezaron a cumplir lo prometido.
Mas adelante le cayó en suerte a un conejo ser almuerzo del león. Entonces fue y dijo a los otros animales:
-Sois compañeros míos y yo os prometo libraros del león sin peligro para nadie.
Los animales dijeron:
-¿Qué tenemos que hacer?
El conejo precisó:
-Ordenar al que me lleve al león que vaya despacio cuando yo se lo pida.
-Dalo por hecho.
Y el conejo se puso en marcha, demorándose hasta pasado el momento en que el león debía habérselo comido. Sólo entonces se le presentó, solo y remoloneando. Como había pasado hambre, el león estaba furioso. Se levantó, fue hacia el conejo y le dijo:
-¿De dónde sales?
El conejo contestó:
-Me envían los animales. Traía conmigo un conejo, para ti, pero por el camino me siguió un león que acabó quitándomelo con estas palabras: ¡Yo soy el primero en este territorio! ¡Ningún animal puede: disputármelo!» Yo le avisé: «Este es el almuerzo del rey, se lo mandan los animales... No le provoques.» Pero él me injurió y te insultó y yo vine corriendo a informarte.
El león ordenó:
-Ven, enséñame dónde está ese león.
Y el conejo le llevó a una poza de agua honda y transparente. Se la enseñó y dijo:
-Aquí.
El león miró y vio su reflejo y el reflejo del roedor en agua, y sin desconfiar de las palabras del conejo se lanzó contra el león para matarlo, ahogándose en la poza.
Calila e Dimna