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lunes, 16 de septiembre de 2013

Quixot



Paréceme, Sancho, que no hay refrán que no sea verdadero, porque todos son sentencias sacadas de la mesma experiencia, madre de las ciencias todas, especialmente aquel que dice: "Donde una puerta se cierra, otra se abre".

Cada uno meta la mano en su pecho, ...que cada uno es como Dios le hizo, y aun peor muchas veces.

La mejor salsa del mundo es la hambre; y como ésta no falta a los pobres, siempre comen con gusto.

Mientras se gana algo no se pierde nada.

En cada tierra su uso.

El grande Homero no escribió en latín, porque era griego, ni Virgilio no escribió en griego, porque era latino. En resolución, todos los poetas antiguos escribieron en la lengua que mamaron en la leche, y no fueron a buscar las extranjeras para declarar la alteza de sus conceptos; y siendo esto así, razón sería se extendiese esta costumbre por todas las naciones, y que no se desestimase el poeta alemán porque escribe en su lengua, ni el castellano, ni aún el vizcaíno, que escribe en la suya.

...y si es que son de justa literaria, procure vuesa merced llevar el segundo premio; que el primero siempre se lleva el favor o la gran calidad de la persona el segundo se le lleva la mera justicia; y el tercero viene a ser segundo y el primero, a esta cuenta, será el tercero, al modo de las licencias que se dan en las universidades; pero, con todo esto, gran personaje es el nombre de "primero".

No hay padre ni madre a quien sus hijos le parezcan feos.

Sobre un buen cimiento se puede levantar un buen edificio, y el mejor cimiento y zanja del mundo es el dinero.

Dos linajes solos hay en el mundo, como decía una agüela mía, que son el tener y el no tener.

El que lee mucho y anda mucho, vee mucho y sabe mucho.

Es necedad correrse por solo oír un rebuzno.

Dios lo remedie; que todo este mundo es máquinas y trazas, contrarias unas de otras. Yo no puedo más.

De noche todos los gatos son pardos.

Al dejar este mundo y meternos la tierra adentro, por tan estrecha senda va el príncipe como el jornalero, y no ocupa más pies de tierra el cuerpo del papa que el del sacristán, aunque sea más alto el uno que el otro; que al entrar en el hoyo todos nos ajustamos y encogemos, o nos hacen ajustar y encoger.

Donde hay música no puede haber cosa mala.

Pon lo tuyo en concejo, y unos dirán que es blanco, y otros que es negro.

Come poco y cena más poco; que la salud de todo el cuerpo se fragua en la oficina del estómago.

Las necedades del rico por sentencias pasan en el mundo.

Si da el cántaro en la piedra, o la piedra en el cántaro, mal para el cántaro.

Más sabe el necio en su casa que el cuerdo en la ajena.

Oficio que no da de comer a su dueño no vale dos habas.

Las leyes que atemorizan y no se ejecutan, vienen a ser como la viga, rey de las ranas: que al principio las espantó, y con el tiempo, la menospreciaron y se subieron sobre ella.

Bien vengas, mal, si vienes solo.

La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que encierra la tierra ni el mar encubre.

¡Venturoso aquel a quien el cielo dio un pedazo de pan, sin que le quede obligación de agradecerlo a otro que al mismo cielo!

Amanecerá Dios, y medraremos.


 



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