Cierta noche, al final del Sabat, un grupo de judíos estaban sentados en una choza, junto al fuego; tras haber fatigado diversos temas de charla, alguien preguntó cuál hubiera sido el deseo que, si ahora se les concediese tal don, quisieran ver cumplido; uno pretendía dinero, otro aspiraba a una nueva mujer o a un carro mejor: había uno, de aspecto particularmente harapiento, que callaba; al fin, instado a ello, habló: "Quisiera -dijo- ser el rey de un país poderoso, rico en tierras y en ganados, y que una noche, mientras dormía en mi palacio, los enemigos transgredieran mis fronteras y todo lo arrasasen a sangre y fuego, y yo me viera despertado por el fragor de la batalla y debiese arrancarme a la grata molicie de mi dormitorio y a los brazos cálidos de mi concubina, y huir por un pasaje secreto, en camisa, sin tiempo ni siquiera para revestir mis regias vestimentas, y escapase a uña de caballo, perseguido por los inexorables gritos de quienes querían matarme, entre las sombras perturbadoras de la noche, hasta que mi caballo muriese de fatiga y me viese obligado a proseguir a pie, desgarrado por las zarzas y con los pies sangrantes, hasta haber divisado este fuego y estar ahora aquí, junto a vosotros"; hubo un silencio y alguien preguntó: "¿Y qué hubieras obtenido con eso, amigo?; a lo que el otro repuso: "Una camisa".
13ª Mostra d´Art Efímer al Carrer - Ajuntament de Barcelona