Un perro de carácter taciturno le dijo a su Cola:
-Cuando estoy furioso, te levantas y te erizas; cuando estoy contento, te meneas; cuando estoy alarmado, te recoges para ponerte fuera de peligro. Eres demasiado inquieta: delatas todas mis emociones. Mi opinión es que las colas están para ocultar el pensamiento. Mi mayor ambición es ser tan impasible como la Esfinge.
-Amigo mío, debes reconocer las leyes y limitaciones de tu ser -replicó la Cola , con las flexiones correspondientes a los sentimientos expresados-, y procurar ser grande en algún otro aspecto. La Esfinge posee ciento cincuenta razones para gozar de la impasibilidad de que tú careces.
-¿Cuáles son? -preguntó el Perro.
-Ciento cuarenta y nueve toneladas de arena sobre su cola.
-¿Y?
-Y una cola de piedra.
Ambrose Bierce