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domingo, 12 de mayo de 2019

La Gavarra - Lindavista 2018


Mitos, viajes y héroes

En la mitología griega es famoso un personaje que, gracias a su astucia, consiguió regresar del mundo de los muertos, repasando el Aqueronte. Es Sísifo que, sintiéndose morir, ordenó a su esposa Mérope que no incinerara su cadáver ni lo enterrara; y una vez en el Hades, se quejó a Perséfone de no haber recibido honores fúnebres, sino que su cuerpo estaba abandonado, y logró, tras la promesa de regresar de inmediato, el permiso de los dioses de abajo para volver al mundo de los vivos y vengarse de la afrenta de no tener honras fúnebres. Pero una vez que su espíritu (su psyché, su doble fantasmal) se reincorporó en su antiguo cuerpo, no hizo caso de sus promesas. Más tarde vino a por él Hermes para reducirlo de nuevo al reino de las sombras, y allí se le impuso por su osadía un castigo tremendo. Sísifo eólida, al que Ulises vio en el Hades, es recordado por los poetas Teognis (712 y ss.) y Alceo (frag. 73 Diehl) como el único que, por sus mañas, logró escapar -por un tiempo- del Hades, en un truco de audacia, en un colmo de astucia.

Se cuenta, pues, que Jasón, abandonado de Medea, despojado de sus hijos, exiliado de Yolco y de Corinto (por las terribles acciones llevadas a cabo por Medea), anduvo errante por otras regiones de Grecia, sin un destino, nostálgico de los días pasados, y regresó, un buen día, a Corinto junto al templo de Hera, donde estaba consagrado el casco de la nave, la Argo, varada en tierra, gloriosa reliquia de la gran aventura. Allí, dudando sobre si habría de suicidarse ahorcándose de algún madero, se sentó a rumiar su desdicha. Y el palo mayor de la Argo se desplomó sobre él y lo mató.
Es un final triste para un héroe, pero un fin que tal vez mereció por confiarse demasiado en las ayudas ajenas. Jasón ni siquiera mató al dragón. Dejó que Medea lo adormeciera y se llevó el toisón como si lo hurtara, a escondidas. Quiso librarse de Medea demasiado tarde. Se dejó envolver por la fatalidad. ¿De qué le sirvió el famoso vellocino en Yolco?
Un psicólogo de nuestro siglo ha visto en Jasón el tipo del «héroe banalizado», y subraya lo justificado de su muerte. «La Argo», dice P. Diel, «es el símbolo de las promesas juveniles de su vida, de las hazañas de apariencia heroica que le han valido la gloria. Ha querido descansar luego a la sombra de ésta, creyendo que le bastaba para justificar su vida entera. Al caer en ruinas, la Argo, símbolo de la esperanza heroica de su juventud, se transforma en el símbolo de la ruina final de su vida. El madero es una transformación de la maza. Es el aplastamiento bajo el peso muerto, el castigo de la banalización.»

García Gual, Carlos