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martes, 6 de septiembre de 2016

Museo Casa de Cervantes - Valladolid


El que enderezaba jorobados

Había una vez un médico que se vanagloriaba de ser capaz de mejorar a los jorobados.
-Si un hombre es curvo como un arco, como una tenaza o como un aro, basta con que se dirija a mí, para que yo, en un día, lo enderece -decía.
Cierto jorobado fue lo suficientemente ingenuo para creer en esas seductoras palabras, y se dirigió a él para que lo desembarazara de su joroba.
El charlatán cogió dos tablones, colocó uno en el suelo, hizo acostarse encima al jorobado, colocó el se­gundo tablón encima, enseguida, subiéndose encima pisoteó con fuerza a su paciente. El jorobado quedó derecho pero murió.
Como el hijo del muerto quiso llevarlo a la justicia, el charlatán exclamó:
-Mi oficio es el de curar a los jorobados de sus jorobas; yo los enderezo; que mueran o no, ¡eso a mí no me concierne!

P. Wei Chin-Chi