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martes, 23 de septiembre de 2014

Arléa





El Juez y el Demandante

Un Hombre con Experiencia en los Negocios espe­raba la sentencia del Tribunal en una demanda por da­ños y perjuicios que había presentado contra una compañía ferroviaria. Se abrió la puerta y entró el Juez del Tribunal.
-Bien -dijo-, voy a resolver su caso hoy. Me pre­gunto, si fallase en su favor, cómo expresará su satis­facción.
-Señor -dijo el Hombre con Experiencia en los Negocios-, correré el riesgo de desatar su ira ofrecién­dole la mitad de la suma que se me adjudique.
-¿He dicho que iba a resolver este caso? -dijo el Juez de repente, como si despertase de un sueño-. ¡Válgame Dios, qué distraído soy! Quería decir que ya lo he resuelto, y que la sentencia le ha adjudicado ínte­gramente la cantidad que usted demandaba.
-¿He dicho que le daría la mitad? -dijo fríamente el Hombre con Experiencia en los Negocios-. ¡Válga­me Dios, qué cerca he estado de portarme como un bribón! Quería decir que se lo agradezco mucho.

Ambrose Bierce