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domingo, 8 de diciembre de 2013

Badalona

      

El mejor arquero

Fei Wei era el mejor arquero. Cuando Ki Shang le pidió que lo instruyera en su arte, el maestro le recomendó: "Primero debes aprender a no parpadear".
Ki Shang volvió a su casa. Se sentó frente al telar de su esposa y estuvo mirando el movimiento de la lanzadera durante dos años, hasta que dejó de parpadear. Fue a ver de nuevo a su maestro quien le dijo: "Tu logro no basta. Aún tienes que aprender a ver lo imperceptible; y grande lo que es pequeño".
Ki Shang ató un piojo a un hilo muy delgado, y lo colgó en una ventana. Estuvo observando a aquel insecto durante tres años, hasta que lo vio muy grande y le disparó una flecha que le atravesó el corazón. Luego fue a con­társelo al maestro quien le respondió: "Has llegado a tu meta".
Tiempo después, Ki Shang pensó que como el único rival que tenía era su maestro, debía proponerse eliminarlo. Cierto día discípulo y maestro se encontraron en despoblado. Los dos prepararon sus arcos. Se dispararon. Pero las flechas chocaron a la mitad del trayecto y cayeron. Cada uno siguió disparando flechas que el otro anulaba. Fei Wei agotó sus flechas. Ki Shang preparó su último disparo. El maestro detuvo la flecha con la punta de una espina. Los dos contendientes arrojaron sus arcos, lloraron y se postraron uno frente al otro. Les invadió un gran cariño mutuo, y se juraron nunca revelar el secreto de su arte.