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sábado, 9 de noviembre de 2013

Lecxit

Què és LECXIT?
LECXIT vol millorar la comprensió lectora dels infants involucrant escoles, famílies i voluntariat.
LECXIT és un programa que té per objectiu incrementar l'èxit educatiu dels infants a través del treball per la millora de la seva comprensió lectora. La clau de LECXIT està en treballar de forma lúdica i amena gràcies al voluntariat i a la implicació de l'entorn dels nens i nenes que participen en el programa. El projecte es va iniciar el curs 2011-2012 i aquest curs es durà a terme en 20 escoles d'arreu de Catalunya.


Y entonces fue cuando tuve uno de mis grandes lucimientos profesionales, de ésos que no tienen gran mérito, pero que  consolidan  definitivamente  una  reputación. Presté mis auxilios al señor Estrela en un momento realmente difícil, y el fígaro, agradecido, me elevó a héroe de su historia médica entre su numerosa clientela, martilleándole los oídos  con  la  importancia  decisiva  de  mi  intervención.
Había salido un día, de muy buen humor y sano como una manzana, en el coche de línea, dispuesto a pasar unas vacaciones de carnaval tranquilas, a la finca que el suegro le había dejado a su mujer en Santa Catarina da Serra, y había regresado a todo correr en un coche alquilado con toda urgencia, angustiado, echando sangre por la boca. Una hemorragia repentina e ininterrumpida  que no cedía ante nada de nada, sin fiebre ni tos, que lo dejaba a uno boquiabierto. Consulta apresurada a un colega mío, radiografías, análisis, inyecciones cada dos por tres y nada. La muerte se lo estaba llevando de este mundo por las malas y la medicina sin poder ayudarle. Todo el mundo hablaba de una tuberculosis galopante, y él, que nunca se había resentido  lo  más  mínimo  de  los  pulmones,  estaba viendo que aparecía  una  tisis  en  su  certificado  de  defunción. Hasta que entré yo en escena.
De ese Estrela sonrosado, mofletudo, jovial, que me saludaba todos los días feliz desde su barbería, no quedaba más que un trasto viejo, desmayado, afónico, disneico, que echaba humores rojos en una toalla de felpa gruesa.
Después de varias tentativas fallidas, tuve que anestesiarle la garganta para poder observar su interior. Y, con gran dificultad, acabé comprobando que tenía una masa oscura que le obstruía completamente la laringe. Supuse que se trataba de un gran coágulo y me dispuse a sacárselo. Pero cuando, casi a ciegas, cogí las pinzas y tiré de aquello, la tumefacción que me había dado la impresión de ser quebradiza, era elástica y estaba pegada a las paredes. Y me quedé atónito. ¿Qué sería? No parecía un edema y mucho menos un tumor.
Intenté examinarle de nuevo a ver si conseguía ver algo más. En el intervalo de los espasmos y los vómitos, seguía viendo únicamente aquella cosa negruzca en el campo empañado del espejo.
Pero la hemorragia continuaba. Estrela cada vez respiraba con más dificultad y era necesario hacer algo. Ante aquel caso desesperado, decidí jugarme el todo por el todo. Introduje nuevamente las pinzas, las sujeté bien, y di un tirón.
Y cuál no sería mi sorpresa cuando vi aparecer en la punta metálica toda una señora sanguijuela, negra y gorda como una morcilla.
-¡La gran puta! -rugió Estrela, cuando recuperó la voz.
-¡Y cómo ha podido coger esto, hombre de Dios!
Se había puesto a beber agua, de bruces, en el manantial de la finca, un agua formidable, fresca, ligera, digestiva, pura...
-Ya hemos visto lo buena que era...
-Verdaderamente... Cómo podía esperar... Me ha servido de lección.
-Ha estado a punto de armar una buena... Dejaba a Zacarías sin amigo, a la ciudad sin barbero, a la plazoleta sin música...
-Es verdad. Si no llega a ser por usted, no volvía a tocar la guitarra.
Miguel Torga - La creación del mundo